Siempre recordaré aquellas tardes de domingo de mi infancia, pegado al transistor para escuchar los partidos de Liga; con nostalgia pero también con un cierto regusto amargo. Porque no contábamos con mucho más para llevarnos una alegría, una decepción... en definitiva, un elemento de pasión.
Ayer fue domingo y no hubo fútbol de Primera División. Sin embargo, fue uno de los más apasionantes del año en lo que se refiere al terreno deportivo. Comenzó de madrugada, cuestiones de diferencia horaria, con los motociclistas en China y ese prodigio llamado Daniel Pedrosa, que lograba su primera victoria en Moto GP. Me pregunto cuándo se le quitará la cara de niño que tiene; quizá sea cuando su bendita desvergüenza haya desafiado todo lo habido y por haber. Hace 15 días se nos partió el alma cuando se fue al suelo en la última vuelta y perdía las opciones de mantener el tercer puesto que ocupaba en el Gran Premio de Turquía. En línea de meta pedía perdón a todo el equipo. Lo que se guardó muy bien fue la manera de compensarles. Pero que nadie duda que ya entonces la estaba pensando. En 250 cc. se imponía Héctor Barberá y en 125 cc. Alvaro Bautista se subía al podio con un tercer puesto.
Con lo de Fernando Alonso corremos el riesgo de acostumbrarnos a los buenos resultados y perder la referencia de lo difícil que es lo que está logrando. Su victoria sin paliativos en el Gran Premio de España fue una nueva demostración de que es un auténtico número 1. A la misma hora que Alonso pisaba el acelerador en busca del triunfo en Montmeló, Rafa Nadal saltaba a la pista central del Foro Itálico para jugar la final del Masters Series de Roma. Su trabajo concluyó, con triunfo, cinco horas y cinco minutos después. Durísimo partido a cinco sets, con tres tie-breaks incluidos. Nadal tuvo que levantar un 4-1 adverso en el último set y un 4-2 en la última muerte súbita. Ah, unos pequeños detalles: todo eso lo hizo frente al número 1 del mundo, Roger Federer, al que vence 5-1 en sus enfrentamientos individuales. Y con ésta suma 53 victorias en tierra batida, con lo que iguala el récord de un tal Guillermo Vilas. Y a Federer le ha ganado este año otras dos finales: Monte Carlo y Dubai (sobre superficie dura).
Por medio quedaron otras actuaciones memorables: la gran etapa de José Enrique Gutiérrez en el Giro de Italia, en cuya clasificación general figura segundo tras Iván Basso, gran favorito para el primer Tour de Francia post-Armstrong; la victoria de Paquillo Fernández en la prueba de 20 kilómetros de la Copa del Mundo de marcha; los dos oros logrados por Lenika de Simone en la Copa del Mundo de gimnasia artística.
Como un guiño a La aguja, uno de los fieles seguidores del blog, añadiremos que falló el rugby porque los chicos del XV del León perdieron en Alemania. Pero aún se puede remontar, en la Ciudad Universitaria, el próximo 27 de mayo.
Siempre recordaré aquellas tardes de domingo, entre el transistor, la última pachanga del fin de semana en el parque de debajo de casa y los tímidos vistazos a la cartera pensando en el cole al día siguiente. Pero también me preguntaré siempre quién robó a mi niñez días como el de ayer... aunque no tuviera nada de fútbol.
domingo, mayo 14, 2006
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3 comentarios:
La verdad es que aunque el motor da muchas alegrías y Pedrosa es un fenómeno (Alonso también, pero no sé por qué me resulta más antipático), nada me engancha como el fútbol.
El parón del verano sin liga me hace llegar todos los años a finales de agosto con mono. Y eso que este año hay mundial. Claro que no sé aún si veré todo el fútbol que quiero gracias a la lamentable maniobra de dar el fútbol a los amiguetes del poder: por mucha pasta que hayan puesto, unos son de pago y otro no pueden hacer frente a la cobertura que merece el evento, y enciuma se permiten meter prisa con campañas que suenan a recochineo.
Sí que me trae muy buenos recuerdos (y me engancha mucho) el tenis. Desde aquellos míticos "Jróran-gájros" de Adjrés Jimeno y Matías Pjrats, y antes todavía, desde los míticos Borj, Lendl, Mac, Connors...
Tras el vacío que nos han dejado las chicas tenemos a todo un aspirante a número 1: Nadal (encima, merengue). Un tío que transmite determinación y fortaleza mental sobre la pista (aunque para mi gusto a veces es demasiado gesticulante, los cánones del tenis imponen más comedimiento). Es reconfortante ver un tío capaz de remontarle un partido al número 1 del mundo, con carácter pero también con mucho juego. Eso sí, por favor que se cambie de pantalones ;-)
Para nosotros, el fútbol siempre será algo diferente pero no podemos ocultar que, últimamente, las alegrías nos llegan de otros deportes, a los que se le sigue sin dar la importancia que merecen. Lo que se les niega injustamente a deportistas que están en la verdadera elite en lo suyo, se les da a los futbolistas, la mayoría de los cuales no llegan a la cúspide de los número 1. Ahora mismo es muy difícil encontrar un España un futbolista que marque la diferencia, que esté a la altura de los mejores. Pero, en cambio, tenemos a Pau Gasol, Rafael Nadal, Daniel Pedrosa, Fernando Alonso, Paquillo Fernández, Virginia Ruano, Joan Llaneras... en fin, no quiero dejarme ninguno pero sí reclamar más atención para ellos. Gracias por tu comentario.
Veo algo muy triste en tu artículo tan jubiloso. Y es que ha hecho falta que no hubiera fútbol para que Obradek escribiera de… deporte.
No, no, si la culpa no es tuya. A todos los medios de comunicación, deportivos y generalistas, les ha pasado otro tanto.
Y no aprendemos. Las alegrías están ahí, en otros deportes. Las esperanzas truncadas una y otra vez en el fútbol y en la selección (coño, como si no hubiera más selecciones españolas).
Por eso La Aguja decidió hace mucho tiempo disfrutar del deporte sin pasión. ¿Que no es posible?
¿Habéis probao? Ya os aviso que al principio cuesta un hu*** (que ya me censuro yo solito) y la yema del otro. Pero una vez que empiezas aprendes rápido y nunca más quieres volver a esas convulsiones epilépticas que te dan en la final cuando tu equipo se la está jugando a penaltis (y sé de qué hablo).
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