A tenor de las reacciones y comentarios a la eliminación de España, el público está decepcionado pero no tanto como en otras ocasiones. Dicen que es una selección joven, que ha logrado ilusionar a los aficionados y que tendrán más oportunidades para intentar ganar un Mundial. Me da la impresión de que detrás de todo esto también se encuentra el hecho de que las esperanzas depositadas en la selección para el Mundial eran mínimas y que, pese a que el saco de la moral se llenó un poco más por el comienzo de la selección, el punto final era más o menos esperado.
Los que hemos vivido más mundiales que muchos de los integrantes de la selección tenemos ya muchas "heridas", algunas más grandes que otras, que nos van inmunizando frente al dolor. Si algún aspecto me ha llamado la ateción negativamente ha sido la manera de quedar eliminados.
España encaró el partido subida en el pedestal de un argumento falaz: como el equipo francés está compuesto por jugadores veteranos, bastará con agotarles físicamente para llevarse el encuentro. En las horas previas al encuentro, los gurús futbolísticos insistían en la cuestión y se atrevían a decir que algunos jugadores galos estaban "acabados". La portada de Marca hablaba de jubilar a Zidane, al que Roberto Gómez calificaba en TVE de "ex futbolista".
En pocas palabras, falta de respeto al rival. Y cuando el rival se llama Francia es doblemente grave. Porque aunque las afirmaciones anteriores fueran ciertas, el equipo galo demostró algo que tapa muchas carencias: oficio. Precisamente, de lo que carece la selección española y lo que terminó por asestarle el golpe definitivo.
Humillaría a Luis Aragonés si pensara que dijo a los futbolistas que movieran la pelota para cansar a los franceses. Me figuro que, aunque no sea más que por los años que lleva, sabría que eso no iba a suceder. Sin embargo, algo de ese espíritu irrespetuoso que se respiraba en el ambiente debió traspasar la puerta del vestuario español porque la roja salió dispuesta a tocar mucho la pelota, prácticamente marearla. Eso sí, sin avanzar hacia la portería de Barthez, que estuvo casi inédito. No sé si alguien pensaba que los franceses iban a rendirse a la media parte o a levantar la mano ante el ritmo impuesto por el equipo español. Pero ese ritmo era de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. No era de arriba a abajo, con la diferencia que eso conlleva. Una diferencia cuantificable: unos 40 metros.
Me da que en esto del fútbol no sacan a jugar a cualquiera sino que se aseguran antes de que puede aguantar en pie la mayor parte del partido. Hace tiempo que dicen que el Real Madrid es un equipo "viejo" y que eso explica su pertinaz sequía de títulos. Pero el problema de los merengues no es tanto de edad como del hambre de títulos, que escasea. Lo de Francia es diferente. Al final, acabaron más frescos que los españoles, agotados de tanto tocar de lado a lado, sin apenas generar peligro. Al final, fue Zidane quien nos echó a la calle en lugar de ser al revés.
Cansar al contrario puede ser un medio pero jamás un fin. En fútbol no hay que salir a cansar sino a marcar goles. Y si con tenerla, pasar y esconderla basta para ganar, desconfíen del rival porque entonces no será grande y, por lo tanto, no estará en los octavos de un Mundial, por ejemplo.
jueves, junio 29, 2006
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3 comentarios:
Y otra reflexión. Los goleados y humillados ucranianos están en cuartos. Y es que, como he dicho en mi blog, los españolitos se fueron desinflando con cada partido.
Como muy bien dices, hay que saber rentabilizar las fuerzas, que es lo que hizo Francia. Saludetes veraniegos.
Totalmente de acuerdo, nos lo merecimos por vender la piel del zorro antes de cazarla. Salu2
Obradek, que se te acumulan los deberes.
Lamentable Zidane ayer, no sólo por la agresión, sino por no salir a por la medalla. Vaya falta de respeto hacia sus compañeros. Tonto de baba.
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