Cualquiera diría que, después de algunas experiencias más o menos traumáticas, hemos aprendido la lección y cuando España ha certificado su pase al Mundial de Alemania la cautela se ha adueñado de todas las opiniones. Ni euforias, ni sentirse favoritos, ni nada por el estilo. Los expertos se han llenado la boca de palabras prudentes y tan sólo algunas declaraciones de los futbolistas, incluido el capitán Raúl, han estado coronadas de una capa de optimismo.
Sin embargo, considero poco probable que, de repente, a todo el mundo le haya entrado la cordura al mismo tiempo, que todos nos hayamos puesto de acuerdo para sentar la cabeza. Temo que no me equivoco mucho si pienso que estos mensajes no están lanzados desde la cautela sino desde la decepción. Los aficionados se sienten frustrados con el equipo nacional. El golpe de la Eurocopa de Portugal fue demasiado severo y produjo un desencanto que el papel de España en la fase de clasificación para el Mundial se ha encargado de prolongar. Tras conocerse que tocaba jugar la repesca, algunos manifestaron sus preferencias por que el equipo no se clasificase para el Mundial "para evitar otro ridículo". Una vez con el billete hacia Alemania en la mano, las previsiones de la mayoría no pasan de "caer en la primera fase" y los más optimistas hablan de "llegar a cuartos", aunque después añaden, no sin cierto retintín, la coletilla "como siempre".
El público ha visto poca implicación en el equipo, al menos durante la fase de clasificación. Sólo en la repesca se ha visto algo, no mucho. Y el aficionado, que no es tonto, también sabe que la selección está "vendida" con vistas al Mundial, que llegará apenas finalizada una Liga durísima, cargada de partidos, con el añadido de las competiciones europeas. El Mundial no se prepara desde febrero, se prepara con algunos años de antelación. Como mínimo, desde el verano anterior. Pero aquí todo se sigue haciendo igual. El año que hay Eurocopa o Mundial, con terminar la Liga dos o tres semanas antes, es suficiente. Y como éstas, muchas otras. Ahora llega lo de pactar amistosos. A ver los rivales. Para la Eurocopa de Portugal recuerdo un encuentro de preparación con la potentísima Andorra. Al acabar, parecía que íbamos a ganar el torneo sin necesidad de jugar.
Aún así creo que tampoco es forma de ir a un Mundial con este espíritu derrotista. Ni tanto ni tan calvo. Hay que ser justos y decir que, con buenas o malas actuaciones, España no ha faltado a una cita de éstas desde 1974, precisamente también en Alemania (si contamos Eurocopas, desde la de 1992 en Suecia). Y en esos mismos compromisos han estado ausentes equipos como Inglaterra, Holanda, Portugal, la bicampeona del mundo Uruguay... Lo más probable es que no ganemos el Mundial pero de los últimos ocho, sólo en dos se ha caído a las primeras de cambio (1978 y 2002). Así pues, tampoco hay por qué pensar en un ridículo.
No confundir cautela con decepción. Creo que si la euforia de antaño era un mal principio, el pesimismo de ahora no le va a la zaga.
viernes, noviembre 18, 2005
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2 comentarios:
Lo que sí vengo notando en todos los artículos que leo sobre el particular es la vinculación tácita que se hace entre selección española de fútbol y sentimiento nacional.
Pues miren ustedes, eso es una falacia. En fútbol, precisamente en fútbol, somos campeones del Mundo y de Europa con escasas fechas de margen entre una y otra gesta. Sólo que en fútbol sala.
Qué pasa. ¿Es que no vale? Por lo visto no. Los sentimientos de euforia/decepción no son los mismos en el público.
Hace ya unos años que en el deporte de elite sólo quiero ver espectáculo. Y si no lo hay, dejo de verlo. Nada de pasiones que obnubilan el juicio.
Nadie se quema a lo bonzo porque su actor/actriz preferidos destaque con un lamentable papel en la última película. Cuando veamos el fútbol igual que el cine, el teatro, la ópera u otras artes escénicas (alguna me dejo) disfrutaremos del espectáculo. Lo contrario es introducir pasión en algo que son matemáticas (matemáticas financieras). Desde que lo hago así, me va mejor. Disfruto del espectáculo y no sufro poniendo mi sistema nervioso al borde del colapso. (Mis disculpas por el comentario tan largo).
Siento haber dado la idea de vinculación entre selección y sentimiento nacional porque no la comparto. Lo que sí creo es que el fútbol tiene un buen componente de pasión. No concibo ver un partido de fútbol como una película o como un cuadro o una representación de ópera. Precisamente eso lo hace diferente de lo demás. El público está desencantado con la selección como lo puede estar con su equipo y no creo que el sentimiento o apego hacia un lugar en concreto tenga que ver. Gracias por tu comentario, no importa la longitud (me encanta leer).
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