Los futbolistas no son tontos. Algunos podrán decir que no les suelen adornar precisamente excesivas cualidades intelectuales y quizá tengan razón. Pero la mayoría de los galardonados con el Premio Nobel seguramente no saben parar un balón o meter un pase en profundidad, que para algo se inventó la frase de "zapatero a tus zapatos". Como cada cual, los futbolistas saben de lo suyo que, a fin de cuentas, es lo que les da de comer.
Por eso, Joaquín no ha tenido ningún problema para concluir él solito que el hecho de que Luis Aragonés no le convoque para la decisiva eliminatoria de repesca contra Eslovaquia ha sido "un toque de atención". Creo que no cabe mejor definición (ya dije que, de lo suyo, los futbolistas saben y un rato largo). No es una "respuesta" ni una "venganza" ni una "bronca" ni siquiera un "castigo". Recuerdo que en el colegio los "toques de atención" no se les daban ni mucho menos a los malos alumnos (a éstos se les abroncaba o castigaba directamente). Los toques de atención se les daban a aquellos chicos y chicas que, aún teniendo capacidad de sobra para sacar adelante las asignaturas, hacían gala de una profunda vagancia o aplicaban la ley del mínimo esfuerzo para cumplir el expediente. Y entonces llegaba el toque de atención: "sí, has aprobado, con un 5 pelado, pero tú puedes dar más, mucho más, lo que pasa es que no te da la gana".
Joaquín es de esos jugadores que siempre te dejan con ganas de más. Pero por extrañas circunstancias no da todo lo que tiene, que es mucho. Pero sucede que con hacer sólo unos cuantos buenos partidos con su Betis, generalmente ante los grandes, cumple sus objetivos: tiene en palmitas a la afición y, de paso, se gana un puesto en la selección. Lo único malo de esta postura es que se acaba notando.
Ahora llega la hora de la verdad. Luis Aragonés se la juega en la repesca y para esta guerra no cuenta con Joaquín. El rival, Eslovaquia (no una potencia precisamente). ¿Y si Joaquín saca la calculadora, hace sumas y restas y determina que en estos partidos no le toca jugar? No merece la pena correr el riesgo. Y Joaquín, como no es tonto, lo ha clavado: esto es un toque de atención. En efecto, de libro.
Un día le preguntaron a Joaquín si su padre, que hacía las veces de representante, estaba no sé dónde negociando su fichaje por el Madrid, y Joaquín respondió: "mi padre ahora mismo está tumbado, viendo la tele con medio culo fuera del sofá". Y así se podría tirar el buen hombre hasta que se le terminara de caer el culo. Porque pocos pueden creer que hasta el Betis hayan llegado por Joaquín esas ofertas tan deslumbrantes de las que hablan Lopera y su cohorte de periodistas amaestrados que se encargan de cacarearlas a los cuatro vientos. Nadie está dispuesto a pagar ese dinero por un futbolista que hace lo justo en cada momento, que siempre está con la calculadora en marcha, dependiendo de lo que vaya a durar el resumen que pongan por TV del partido.
Si Joaquín guarda la calculadora y se pone a hacer lo que sabe todos los domingos (unos días saldrá y otros no, pero por lo menos hay que ponerse) no sólo va a ir al Mundial sino que va a ser titular indiscutible. Pero si sigue por este camino, acompañará a su padre tumbado en el sofá durante el verano (no sabemos si también con medio culo fuera) mientras Lopera se encargará de decir que ha rechazado una oferta por él de 48 millones de euros porque "der Betih no se cashondea naiden". Nadie lo duda, pero parece que el Betis tampoco logra cachondearse de alguien.
sábado, noviembre 05, 2005
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