La web de Gaspar Rosety adelantó en exclusiva la información de que Michael Robinson comunicó a Cuatro su abandono de la nueva cadena televisiva, en la que presentaba el espacio Maracaná 05, por no sentirse cómodo en él. ¿Qué decir ante un gesto de sensatez que llega, además, de alguien que no es periodista pero que tras muchos años de contacto con los medios ha llegado a entenderlos e incluso a amarlos?
Esta historia comienza en realidad mucho antes y me recuerda a Ramos, el eterno repetidor del colegio de los curas donde estudié, al que un día un profesor le dijo: "haga usted el favor de coger la puerta y marcharse" y él abandonó el aula no sin antes sacar la puerta del correspondiente cerco y llevársela a cuestas escaleras abajo. Si agarramos por donde más quema lo normal es que acabemos abrasados.
Cuando la lucha por la audiencia en la radio también se libraba por la noche, José María García y José Ramón de la Morena porfiaban por el primer puesto del EGM. Y ocurrió lo inesperado. Un líder de la comunicación como García sucumbió ante el empuje de El Larguero. Dijeron por aquel entonces los entendidos que el programa de la Cadena SER utilizaba un tono más desenfadado, más informal y que atraía más al numeroso público joven que se incorporaba a la audiencia radiofónica frente al discurso más agresivo, mordaz y, en algunas ocasiones, faltón que exhibía García. No importaba que De la Morena diera menos noticias o menos exclusivas. Incluso, una de las campañas publicitarias de El Larguero incidía en este punto cuando proponía una alternativa a su rival a quien indentificaban con el personaje interpretado por el genial Charlot en El Gran Dictador.
La fórmula dio resultado (ésa y la de los continuos ataques al rival) y se exportó. A partir de entonces, si alguien quería hacer un programa deportivo tenía que incluir algo desenfadado, informal, que hiciera gracia. Y, como estaba cantando, el modelo degeneró, a partir también de la degenaración del original. Cada vez tenía más espacio la gracia, el humor, el guiño al espectador mientras que de noticias o análisis de la actualidad, poquito. Y andando, andando, llegamos al repetidor Ramos: ¿que hay que hacer gracias en un programa deportivo? pues un humorista, claro. Un imitador, un personaje de Crónicas Marcianas y Torrente 3.
El fin es lograr audiencia pero nunca justifica los medios. Porque el público está empezando a asociar la prensa deportiva con la del corazón. Y claro, Robinson se borra (del periodista no se tienen noticias). A lo mejor en el próximo proyecto prescinden del periodista y del comentarista y dejan sólo y solo al imitador. Gracias, Robin. A lo mejor, esto sirve para que el modelo detenga su degeneración.
sábado, noviembre 19, 2005
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