Corría el año 1956 cuando, en los inicios de la II Copa de Europa, al Real Madrid le tocó enfrentarse contra el Rapid de Viena. Tras ganar en Chamartín la ida por 4-2, el equipo se presentó relajado (sí, por mucho que nos hayan contado, los de antes también se relajaban) en el Estadio del Prater, de tal forma que al descanso, el Rapid ganaba ya por 3-0, es decir, que en ese momento el Madrid estaba eliminado. Curiosamente, fue uno de los centrales del Rapid, Ernst Happel, quien marcó los tres goles (en la actualidad, el Estadio del Prater lleva su nombre). En aquel descanso, se produjo una de las más famosas"santiaguinas". Se llamaban así a las broncas que don Santiago Bernabéu montaba a los futbolistas en los descansos de los partidos cuando veía que la actitud no era la correcta. Los cronistas de la época dicen que el presidente llegó a decir textualmente: "algunos futbolistas han venido aquí pensando que esto es una verbena". En la segunda parte, el Madrid reaccionó, DiStéfano metió un gol y la eliminatoria quedó empatada(entonces no se concedía valor doble a los goles encampo ajeno, sino que se disputaba un desempate, que acabó ganando el Madrid, entre otras cosas porque el partido se jugó en Chamartín, a lo que accedió el Rapid a cambio de dinero). En ocasiones, don Alfredo Di Stéfano, presidente de honor del Madrid, se ha referido a las famosas "santiaguinas" pero se ve que es un tema que no le gusta para nada. Según él, la única que hubo en la historia fue la que he referido antes. Sin embargo, son muchas más de las que se habla y dudo mucho que todas sean inventadas. En palabras textuales de Di Stéfano, aquel día Bernabéu les dijo "que no tenían lo que tenían que tener" (sobran explicaciones).
Estoy convencido de que el jueves, cuando criticó la actitud del equipo en La Coruña, el presidente de honor se acordó de ese vestuario en Viena, de esa eliminatoria que estaba perdida y de lo que les debió de doler la presencia de Bernabéu en el vestuario para echarles la bronca. Porque a todos nos duelen las broncas de nuestros jefes. Por eso, Di Stéfano no quiere hablar de las "santiaguinas" y de la de Viena habla porque es un episodio que conoce todo quisque. No vi el partido contra el Betis, pero he oido cosas terribles del Madrid, tremendas, que me han hecho pensar en un equipo que luchará para eludir el descenso. Pero en niguna crónica he leido que al equipo le faltara "lo que hay que tener". Al contrario, algunas decían incluso que le sobró de eso y le faltó algo más de juego. La "santiaguina" in memoriam surtió efecto. Sin embargo, aquel día de 1956 nadie le dedicó el gol salvador de la eliminatoria a Bernabéu. Aquellos jugadores también se relajaban, también tenían sus debilidades, también se iban de juerga, también se compraban coches caros. Pero quizá fueran algo más maduros, lo justo para saber un par de cosas: que lo realizado no era para sacar pecho y que el presidente tenía razón. Pero todo esto es "a propósito de Gutiérrez". A muchos, que no éramos "gutistas" como yo, Guti nos ha ido convenciendo durante este tiempo y ahora somos de los suyos. Guti se ha ido haciendo mayor en el campo. Pero parece que todavía tiene que madurar fuera de él.Guti debería pedir audiencia con don Alfredo y éste contarle, como si fuera su nieto, lo que ocurrió aquel día, en aquel vestuario de Viena. El argentino todavía se acuerda y eso que han pasado casi 50 años. Ojalá Guti no olvide este episodio... nunca se sabe lo que puede deparar el futuro.
martes, noviembre 01, 2005
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