Cinco partidos, cinco victorias. Hacía tiempo que los equipos españoles no nos daban una alegría tal en Europa. Ultimamente parecía que las competiciones continentales se les hacían un poco cuesta arriba. ¿Quién puede olvidar aquellas semifinales de la Champions en 2000, con tres de los cuatro equipos representantes de nuestro fútbol (Real Madrid y Valencia, que luego jugaron la final, y F.C.Barcelona)? El cuarto en discordia era el Bayern de Munich y la prensa alemana lo tomó a coña: "¿qué hace el Bayern en la Copa de España?", tituló con ironía por aquel entonces un diario germano. Al fin y al cabo, cayó contra el Real Madrid en esa semifinal que estuvo bajo el absoluto control de aquel extraño y díscolo delantero centro francés llamado Nicolas Anelka, que ahora golea con el Fenerbahce de Estambul con el "39" a la espalda. Este muchacho siempre fue un poco raro.
Hablando de los alemanes, nadie sino ellos ha logrado hacer el pleno en semifinales, cuatro de cuatro. Lo logró el fútbol teutón en la Copa de la UEFA, a mediado de los 70, coincidiendo con la Alemania campeona del mundo, con el dominio de sus clubes a los que sólo el Ajax de Cruyff podía hacer sombra. Mientras, los ingleses estaban al acecho para dar su asalto definitivo, apoyado en el quicio de los años 80 y que fue a morir una maldita tarde de mayo en Bruselas que jamás debió existir. En el fondo, aquella apasionante final de la Copa del Mundo de 1974 no fue casual. Alemania contra Holanda, dos estilos, diferentes pero efectivos. En Europa dominaba el Ajax y los equipos alemanes, sobre todo aquel Borussia Mönchengladbach de los Maier, Stielike, Bonhoff, Heynckes y el que luego fuera su ayudante como entrenador en el Tenerife, Edwald Lienen. Y el Hamburgo, con aquel delantero de nombre Uwe Seeler, apodado "el gordo", ¿a qué me suena?.
Toquemos madera, que la repesca esta cerca, pero aquel Mundial de Alemania ha sido, por el momento, el último en el que no hemos estado presentes. Mala época, tampoco nos clasificamos para la Eurocopa de Yugoslavia dos años después (1976), sí, la del penalty de Panenka y la victoria de Checoslovaquia (en la repesca nos mediremos sólo a la segunda mitad). Nos eliminó Alemania, con un gol de Klaus Topmoller, el que luego, como entrenador, llevaría al Bayer Leverkusen a la final del a Champions de 2002, que perdió en el Hampden Park de Glasgow contra el Real Madrid (¡qué pequeño es el planeta fútbol, eh?). Uno de los goles de aquella final fue de un tal Zidane, pero no lo recuerdo bien.
Me he desviado un poco del inicio, pero ha sido a propósito. Simplemente es para animar a los equipos españoles, para que espabilen en Europa porque, después, salen historias así de entretenidas y bonitas.
viernes, noviembre 04, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Las historias son bonitas y entretenidas porque tú las cuentas bien.
Gracias, maestro.
Gracias por la apreciación. Por supuesto, son bienvenidos todo tipo de comentarios, los elogiosos pero también los críticos; sólo así pondremos el listón cada vez más elevado. Lo que está claro es que cada vez que se pasa una eliminatoria, cada vez que se hace un pleno como el de esta semana, cada vez que se aborda la conquista de un título se abren mil historias para contar. Son como los sueños de niño de Roald Dahl que trataba de cazar con un saco. Si aquí podemos alcanzar alguna de estas historias e intentar contarlas de forma diferentes y desenfadada seguro que nos lo pasamos bien.
Gracias, de corazón
Publicar un comentario