Fabio Capello es acusado con frecuencia de proponer un juego excesivamente defensivo. Pero en el Real Madrid no se está cumpliendo esta premisa, básicamente porque los equipos rivales llegan demasiadas veces a la portería de Casillas. El último ejemplo ha sido el Getafe, pero antes lo fue el Atlético de Madrid e incluso el goleado Dinamo de Kiev. Sin embargo, el espíritu que el técnico italiano quiere inculcar a la actual plantilla merengue se basa en construir desde la defensa, con lo que el ataque se resiente. Y este último aspecto sí se refleja en un bagaje ofensivo que no es para tirar cohetes. Conclusión: será difícil que alguien le arriende las ganancias a Capello. Porque el equipo ataca menos pero no defiende bien. Como si una familia con estrecheces para llegar a fin de mes se apretara cada vez más el cinturón y siguiera, pese a todo, sin obtener los ingresos necesarios para respirar.
El principal problema del Real Madrid no es que juegue con un planteamiento más o menos defensivo. Es que no juega a nada. Ni ataca ni defiende. Y cuando se practica fútbol hay que proponer algo, jugar a algo, cada uno a lo que pueda, a lo que pueda o a lo que le den sus posibilidades. Recuerdo que de aquel Manchester United de finales de los 90, que se paseó en Inglaterra y volvió a conquistar la Copa de Europa, después de 30 años, de aquel equipo, digo, se comentaba que no era nada espectacular, ni revolucionario. Simplemente hacía "tres o cuatro cosas bien", pero las hacía tan bien que era muy difícil detenerle, hasta el punto de que hizo de Old Trafford un feudo inexpugnable. Sir Alex Ferguson tiene mucho que ver con eso, obviamente.
Muchos reniegan de un Real Madrid a la defensiva. Creo que el equipo blanco puede triunfar construyendo desde la defensa, dando una importancia capital a la contención, incluso aunque esto lleve consigo un sacrificio en ataque. Pero los jugadores se lo tienen que creer, tienen que confiar en el sistema y en el proyecto. Si se juega con prevalencia de la defensa, el contrario no puede llegar con comodidad al área. Porque, en teoría, al sacrificar el ataque, el equipo contará con menos opciones de marcar.
Este planteamiento es tremendamente efectivo. Pero tiene inconvenientes, sobre todo dos. Primero, que es poco vistoso; segundo, que requiere mucho trabajo, tanto táctico en los entrenamientos como después para ponerlo en práctica en el partido. Si los futbolistas del Madrid no están dispuestos a asumir este planteamiento, hay dos posibilidades: o Capello rectifica su idea (improbable) o el equipo blanco está condenado a marchar a la deriva un año más. Por experiencias recientes sabemos que es recomendable hacer caso a los técnicos, aunque no nos terminen de convencer sus ideas futbolísticas.
Del partido contra el Getafe al menos queda una buena noticia para el Madrid: una semana antes del choque frente al Barcelona, se ha revelado que Ronaldo no quiere jugarlo. Hubiera sido fatal para el equipo blanco que el delantero no lo hubiera manifestado con tal claridad y que Capello hubiera contado con él para el clásico. Pero la duda emerge para el italiano: si Ronaldo no quiere jugar un Real Madrid-Barcelona, ¿qué tipo de partido deseará disputar? Las 24 horas de un día se van a hacer cortas para el míster. De todo menos aburrirse.
domingo, octubre 15, 2006
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