martes, noviembre 29, 2005

Los brasileños y la prensa (el despido de Didí)

En el post "Damocles en el banquillo" sugería que un entrenador bajo presión se ocuparía principalmente de mantener su puesto de trabajo, lo que no siempre se relaciona de forma directa con mantener vivos los intereses del equipo. Se podrá estar de acuerdo o no con Vanderlei Luxemburgo, podrá gustar más o menos; lo que parece claro es que le están torpedeando y si tiene que ocuparse de poner el banquillo a cubierto de las bombas, mal podrá dedicarle tiempo al Real Madrid.
Sin pretender ser mal pensado, el episodio del tal Paulo Campos y sus palabras a un medio de comunicación brasileño suena, por lo menos, extraño. Este fulano habla con un periodista amigo, dice que Guti se inventa una lesión, la noticia llega a España, el tal Campos dice que él no dijo tal cosa, un medio de comunicación español no tarda ni unas pocas horas en hacerse con la cinta para dejar en evidencia al tal Campos, éste pide perdón, al final no le echan... y quizá lo más divertido: los medios siguen a este señor sin ocuparse de lo sustancial y grave, esto es, si Guti realmente simuló esa lesión. Como dice un proverbio chino: "cuando alguien señala a algo, sólo los necios se quedan mirando al dedo".
Este episodio recuerda inevitablemente al vivido con el brasileño Didí a finales de los años 50. Didí llegó al Real Madrid de la época dorada con la aureola de formar parte de la mítica delantera brasileña junto a Pelé, Garrincha, Vavá y Zagallo, y de ser campeón del mundo. Sin embargo, nunca triunfó en el Madrid. Su juego decepcionaba a propios y extraños, no era ni la sombra del futbolista que todo el mundo conocía. Didí firmó por varios años con el Madrid y no llegó ni a cumplir el primero.
Don Santiago Bernabéu explicó en algunas ocasiones lo que ocurrió con Didí. Un día, antes de un partido en Chamartín, el presidente bajó a los vestuarios y se reunió en solitario con el futbolista y con el entrenador, entonces el paraguayo Fleitas Solich. Bernabéu le preguntó que si estaba a gusto en España. "Sí, señor", fue la respuesta de Didí. "¿Contento por jugar en el Madrid?", interrogó Bernabéu. Nueva respuesta afirmativa, como la que dio al ser preguntado sobre si sus compañeros de equipo le trataban bien. "¿Didí, lee usted la prensa?", interpeló entonces Bernabéu. "No, señor", contestó el delantero. Tras esa respuesta, el presidente miró al entrenador y Fleitas puso una cara de asombro difícil de disimular. El presidente volvió a la carga: "Lo digo, Didí, porque los periodistas de aquí le combaten mucho". "También lo hacen en Brasil", aseguró Didí.
Tras un tenso silencio, Bernabéu insistió: "¿de verdad que no lee usted la prensa?". La cara de Didí cambió, se vio sorprendido y cogido en renuncio; bajó la cabeza y dijo: "señor, yo no compro la prensa pero a la hora de comer, mi mujer me pone sobre la mesa recortes de periódicos donde hablan de mí". El presidente se metió entonces la mano en un bolsillo de la chaqueta, sacó una hoja de un periódico brasileño y, mostrándosela a Didí, dijo en voz alta: "su mujer nos ha puesto en una situación muy difícil al decirle a este periódico de Brasil que sus compañeros influyen sobre los periodistas españoles para que hablen mal de usted. Eso es una calumnia y usted lo sabe".
No hubo más conversación. Didí no volvió a jugar en el Madrid, al que le costó caro su despido. El delantero no tardó mucho en despotricar contra el club y sus compañeros, en especial, Di Stéfano, a su llegada a Brasil. Pero es evidente que el club quería deshacerse de Didí ya que, según declararía más tarde Bernabéu, su contratación fue uno de sus más grandes errores.
A estas alturas, no se sabe si el Madrid quiere echar a Luxemburgo y se sirve de la prensa, si la prensa no desea que Luxemburgo siga y le dedica titulares tan explícitos como los de las portadas de As y Marca tras el partido contra el Olympique de Lyon o si nadie quiere que continúe el técnico y cada uno hace la guerra por su cuenta. Ayer, Luxemburgo, que estaba convocado en el Foro Luis de Carlos para hablar de la universalidad del Real Madrid, disculpó su ausencia por encontrarse aquejado de gripe. Pedro Pablo San Martín, subdirector del As, pone hoy en duda con sutileza la enfermedad del técnico y recuerda que los madridistas están a la espera de una explicación sobre el asunto del tal Campos.
No se sabe cuál será el futuro de Luxe pero lo que sí está escrito es que no menos de media docena de futbolistas del Madrid achacaron la mala temporada del año pasado a haber contado con tres técnicos diferentes (Camacho, García Remón y Luxemburgo). ¿Será bueno escuchar su consejo?

lunes, noviembre 28, 2005

Esta no te la perdonamos, George

George Best siempre fue un jugador aliado con el perdón. Sus numerosas faltas de indisciplina, que hubieran generado un malestar insoportable si vinieran de cualquier otro jugador, recibían una mayor indulgencia por venir de su parte. Iba con él. Si un equipo quería tener en sus filas a Best tenía que soportar que llegara tarde a entrenar o que estuviera más pendiente de las faldas. El norirlandés no era un jugador disociable, un Jeckyll y Hide. Buscaba siempre disfrutar, en el campo y fuera de él. Y muchas veces esto es incompatible.
A Best se el perdonó cuando empezó a jugar en el United y se largaba cuando quería a su Belfast natal porque decía que tenía nostalgia de su hogar. Su equipo no tuvo problemas para mandarle un avión al Ulster y que llegara a tiempo a jugar en Old Trafford, con la condición de que otro avión le dejara de nuevo en casa cuando acabara el partido.
Sir Matt Busby, el único que supo atarle en corto, habló en el vestuario del Estadio de la Luz, aquel día en que el United destrozó al Benfica en casa (1-5, en Copa de Europa), de comenzar el encuentro con cautela, aguantando el empuje inicial del rival. A los 12 minutos, Best había marcado dos goles y tras finalizar el partido, Busby se dirigió a su jugador y le dijo: "obviamente, usted no me escucha cuando yo hablo".
Tras dejar el United no encontró sitio. Iba de un equipo a otro. Su lugar estaba en un grande, siempre al borde de los títulos, y no cualquier plaza en la que aparecer como un mono de feria para que a los dos días el público se canse de ti.
Pero a cambio de su fútbol se lo perdonamos todo... o casi todo. Que nos haya dejado tan pronto, que no haya dedicado un tiempo a cuidar de sí mismo, que nos haya privado de su experiencia y de sus recuerdos, que siempre quede en la memoria que murió alcoholizado y agonizante por sus excesos, todo eso, George, no te lo perdonaremos. Aunque ya es tarde.

domingo, noviembre 27, 2005

¡Héroes!

El sábado asistí a un espectáculo deportivo impresionante, para quitarse el sombrero, con muestras de voluntad, coraje, garra y pundonor como en ningún otro lugar. Un acontecimiento en el que los deportistas luchaban por ser los mejores... y por algo más.
No se trataba de Ronaldinho, de Eto'o, de Raúl, de Pau Gasol, de Rafa Nadal o de Fernando Alonso. Se trataba de Salvador, de Evaristo, de Susana, de Enrique, de Juan Carlos, de Pili... deportistas anónimos que participaron en el campeonato de Special Olympics en Madrid. Se trata de deportistas con minusvalías psíquicas, capaces de hacer cosas increibles. Pero sobre todo de luchar, muchos de ellos desde la cuna. Porque muchas veces la sociedad les hace de menos y no les permite integrarse y les pone barreras.
Probablemente, nunca serán portada en los periódicos ni tendrán espacio en las emisoras de radio. Pero su interés por el deporte es máximo, es lo que les permite que los que hemos tenido la suerte de no contar con una tara nos acerquemos a ellos y les demos apoyo.
"Necesitan mucha ayuda, mucho cariño", nos decían a un grupo de voluntarios que estábamos con los de mayores minusvalías. Para ellos es un triunfo coger un balón y recorrer unos metros botándolo. Pero quieren ser mejores que los del otro grupo, llevar la pelota más rápido. Cuando tiran a canasta y consiguen encestar organizan una fiesta y la comparten con los demás. Otro voluntario me decía: "siempre vengo con un poco de reparo porque creo que me va a dar pena pero todas las veces salgo contentísimo, con las pilas puestas". Ni más ni menos que la energía que transmiten estos seres maravillosos.
Cuando un equipo de baloncesto mete una canasta y el pabellón con sus familias estalla de alegría, los deportistas de Special Olympics son los reyes del mundo. Alzan los brazos, sonríen, van a besar y abrazar a sus compañeros. Y cómo se enfadan cuando pierden. Son ganadores natos, no quieren perder nunca, ni tampoco se conforman con el empate. El empate nunca les vale a ellos. Lo que nos suele servir a nosotros, a ellos no. Están acostumbrados a luchar el doble en la vida para conseguir menos de la mitad.
Las masas se desbordan cuando se trata de estar al lado de los grandes pero hacen falta voluntarios para ayudar a los héroes anónimos. En el fondo, prefiero estar con ellos. ¿Por qué? Muy sencillo, porque son mejores. ¡Animo, héroes!

viernes, noviembre 25, 2005

Damocles en el banquillo

Normalmente, las medias tintas no suelen conducir a buen puerto. Damocles y su espada son malos compañeros para un entrenador en el banquillo porque, lejos de agudizar su ingenio, le acobardan y hacen que surja el instinto de conservación que cada persona llevamos dentro.
El Real Madrid se equivoca gravemente con su actitud ante el entrenador Luxemburgo. O le quita toda la confianza y le destituye o le deja que termine la temporada a su ritmo, con sus ideas, con sus sistemas. Pero por el camino de enmedio (la ratificación, casi siempre presagio de la destitución) nadie sale ganando.
Hay un método prácticamente infalible para saber si un entrenador está bajo presión: inevitablemente empieza a hacer "cosas raras", esto es, cambiar a los futbolistas de posición, ensayar sistemas inéditos en partidos cruciales, volver loco a un jugador durante un partido situándole en diversas demarcaciones, hacer los cambios mal y a destiempo. En definitiva, actuar impulsado no por el libro del fútbol sino por el de las urgencias, por el manual de primeros auxilios.
Obviamente, Luxemburgo metió en el campo a Míchel Salgado el pasado miércoles para amarrar el empate. Que nadie piense otra cosa. Desde su ingreso en el campo, Sylvain Wiltord estaba volviendo loca a la defensa merengue con sus incorporaciones por la banda izquierda. Por allí llegó el fabuloso gol del empate, marcado por Carew. Y Luxemburgo se temió lo peor, esto es, que por aquella banda también llegara su finiquito y su destitución.
Decisiones como éstas se toman bajo presión, para asegurar el puesto de trabajo. Pero quedó patente que no sirven para mejorar el rendimiento del equipo ni tampoco para que el público se quede satisfecho. Lo único que consiguió fue que dejara de salirse el agua por la cañería. Pero Luxemburgo sabe que si quita de nuevo el dedo, proseguirá manando a borbotones.
¿Qué necesidad hay de "ratificar" al entrenador? ¿Quiere eso decir que alguien le ha puesto en duda? Parece obvio. Las portadas de los diarios deportivos le ponen directamente en la calle. Y luego la afición se quejará de que el equipo juega con un estilo demasiado defensivo. Con el entrenador bajo presión siempre será así. Luxe nunca se va a ver lo suficientemente presionado como para dejar el cargo porque ha estado en el banquillo más difícil del fútbol mundial: el de la selección brasileña. Pero no deja de ser humano y cuando se ve en peligro empieza a hacer "cosas raras", precisamente como en la selección, cuando se vio con el agua al cuello y buena parte del país empezó a pedir su relevo (en Brasil, el fútbol es cuestión de Estado y no se trata de una frase hecha).
Llegó el momento de que alguien en el Madrid tome una decisión. Después se juzgará si es acertada o no. Que siga o que se vaya. Pero mientras tenga la espada encima de su cabeza que no le extrañe a nadie cambios como el del miércoles.

jueves, noviembre 24, 2005

No me gustó su jeta (el no-fichaje de Cruyff)

Uno de los debates que ha generado el clasico Real Maadrid-Barcelona fue si la marcha de Eto'o desde las filas merengues a las culés fue un error histórico de Florentino Pérez. Mi opinión es que el delantero camerunés no quiso jugar en el Madrid, por circunstancias que quién sabe si se conocerán alguna vez, aunque también es cierto que el equipo blanco estuvo algo "espeso" aquel verano.
Pero también me ha llamado la atención que, después de la derrota del sábado en campo propio, muchos aficionados madridistas han vuelto la vista para recordar épocas mejores y han traído a la memoria, entre otros y inevitablemente, el nombre de don Santiago Bernabéu. Y como el eterno presidente siempre será una referencia para el club nunca está de más tirar de archivo.
Corrían los primeros años 70 y en Europa desputaba un auténtico fenómeno del fútbol, un jugador capaz de descerrajar las defensas más duras, el más digno representante de un fútbol nuevo, directo y arrollador. El nombre del holandés Johan Cruyff estaba en boca de todo el Viejo Continente e iba creciendo, a la par que su leyenda, según iba sumando Copas de Europa con su equipo, el Ajax de Amsterdam.
Como cabe suponer, media Europa andaba tras sus pasos, entre ellos el F.C.Barcelona y Real Madrid. En muchas oportunidades se le preguntó a Bernabéu cómo pudo dejar escapar semejante crack. El histórico mandatario madridista se confesó con uno de sus biógrafos, Martín Semprún, y asumió toda la responsabilidad. "No me gustó su jeta", señaló y relató como el verano en que Cruyff fichó por el Barça, estuvo a un paso de ser del Madrid. "Nunca me habían hablado tan bien ni de forma tan convincente de un jugador como en este caso". Pero la cara de Cruyff no terminaba de convencer a don Santiago. Por eso, cuando en un céntrico hotel de La Coruña estaba a punto de rubricarse el acuerdo y el presidente del Ajax, Vaan Praag, se descolgó pidiendo más dinero (algo asequible para el club blanco), invitó al dirigente holandés a que cumpliera su amenaza: vender el futbolista al Barcelona.
El resto de la historia es bien conocida. Cruyff llegó, en efecto, al Barcelona y, como no podía ser de otra forma, marcó toda una época entre los culés. Y entre los hechos que se le recuerdan está un 0-5 en Madrid con Cruyff, desde luego, deleitando a propios y extraños en aquel encuentro.
Lo de la jeta suena a vacilada socarrona de Bernabéu y lo del dinero fue una excusa más porque dispendios muchos más peligrosos había hecho el equipo tiempo atrás (por ejemplo, con Amancio, lo que quedará para otro post). El porqué del no-fichaje de Cruyff se puede encontrar perfectamente en una cabezonada, sin más.
Por eso, años atrás, justo después de ganar la quinta Copa de Europa en Glasgow, Bernabéu propuso a su junta directiva marcharse porque, tras lo logrado en aquellos años, era impensable llegar más alto y, probablemente, lo que ocurriría a partir de entonces sería todo lo contrario, es decir, que comenzaran a aparecer errores, goteras, agujeros negros... como se quiera llamar. Pero el tiempo, aun con la llegada de muchos más títulos, dio la razón a Bernabéu. Unos pocos años antes, el mismo presidente había dejado escapar de la cantera merengue a un futbolista contra la voluntad de los técnicos, por considerarlo demasiado torpe. Se llamaba (y gracias a Dios, se llama) Luis Aragonés. Y sí, fue otro error de Bernabéu.
Así pues, Florentino Pérez tiene su parte de culpa en la cuesta abajo del Madrid actual, y además una buena dosis. Pero ni menos ni tampoco más. Como se ve, cuando Pérez llegó al fútbol casi todo estaba inventado. Hasta los errores de bulto.

martes, noviembre 22, 2005

Un chiste a medias

Como es lógico, prosiguen los ecos sobre el clásico del pasado sábado y sus repercusiones, aunque hay análisis que será complicado encontrar en la prensa, sobre todo, en este caso, en la de Madrid. Porque creo que el Real no fue el único derrotado en el partido. El F.C.Barcelona también derribó de un plumazo las absurdas "teorías de la conspiración" que se habían tejido en torno a un supuesto favoritismo arbitral y que han sido encabezadas muy especialmente por el diario As, aunque no ha sido el único.
Por si alguien no la conoce, esta teoría viene a sostener que desde que se celebraron las elecciones a la presidencia de la Federación Española de Fútbol, hace casi un año, el Barça está siendo favorecido por las decisiones arbirtrales debido al hecho de que el voto de su presidente, Joan Laporta, fue a parar a la candidatura de Angel María Villar, a la postre vencedor en los comicios, pese a que los clubes componentes de la Liga de Fútbol Profesional habían "acordado" dar su confianza al candidato Gerardo González Otero.
El planteamiento, absolutamente disparatado, no se sostiene por ningún sitio, entre otros aspectos porque partimos de la base de que Villar se impuso en las elecciones por 20 votos de diferencia. Es decir, que le debe la presidencia a Laporta y a 19 más, que no está mal, entre ellos otros clubes de Primera División que también decidieron cambiar el sentido de su voto como, por ejemplo, el Betis (considerado, por cierto, como uno de los equipos más "masacrados" por la deficiente actuación arbitral, que se debe a la escasa preparación de los colegiados).
Sin aportar absolutamente ninguna prueba, As ha venido interpretando cada error aribtral a favor del Barcelona como un movimiento intencionado bajo esta supuesta teoría, esquivando con cierta habilidad los errores en contra del equipo azulgrana. A esta comedia se unió Marca tras el partido entre el Barça y el Real Zaragoza cuando tituló su portada del día siguiente: "Esto ya huele". ¿A qué olía? ¿Y cuándo el Getafe ganó al Valencia tras un clamoroso error arbitral? ¿También fue porque el Getafe votó a Villar? ¿Y cuando el Atlético de Madrid se quedó con diez a los cinco minutos (por justa expulsión, pero podría no haberla decretado el colegiado) de su partido contra el Madrid? ¿Votó el Madrid a Villar?
Con ser esto grave, hay algo peor. Tras las últimas exhibiciones del Barça, culminadas con la del Bernabéu del pasado sábado, no ha habido ni un atisbo de rectificación. En teoría, el Barça sigue ahí arriba por los árbitros, nadie ha salido a pedir perdón ni a aportar una sola prueba de la existencia de esta teoría. Y encima han dejado la historia a medias, sin terminar. Porque, en principio, esta historia debe tener una conclusión, un fin. ¿Cuál es? ¿Hay o no hay teoría? ¿Hay o no hay corrupción? Todavía, en su edición del domingo, el director de As se permitía el lujo de adornar su comentario diario, una encendida alabanza al Barcelona, señalando que el Barça de hoy lo tiene todo, "hasta el favor de los despachos".
Este escenario no es nuevo, ni mucho menos. Tras este telón, por desgracia cada vez más viejo y ajado, de los medios deportivos también ha desfilado la prensa catalana cuando después de cada exhibición del Real Madrid de los buenos tiempos sacaba a colación el "pelotazo" de la Ciudad Deportiva, las relaciones de Florentino Pérez con la clase política (ciertas pero con dudosa influencia en el terreno de juego, como bien se puede apreciar en la actualidad porque estas relaciones siguen siendo fluidas), el madridismo del ex presidente Aznar y, si el ambiente era propicio, incluso el antiguo régimen. También se hacía eco de las denuncias de CiU ante la Comisión Europea por el asunto de la venta de los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva (hasta que el entonces comisario Mario Monti le vino a decir al grupo catalán que tenía demasiado trabajo encima de la mesa para atender pataleos). Y, por supuesto, también hablaba de árbitros, que favorecían al Madrid por ser "el equipo del Gobierno" (daba lo mismo que los errores de los colegiados se produjeran en competición europea).
En fin, que después de todo nos hemos quedado sin saber en qué desemboca esta historia porque ya hace semanas que no se habla de ella (sucede lo mismo que con lo de la Ciudad Deportiva; desde que el Madrid no gana títulos parece que la operación urbanística es digna de estudio en la más prestigiosa Cátedra de Ética). Todo esto me recuerda a esa señora que está hablando con su amiga y le dice: "mira que me fastidia que mi marido me empiece a contar un chiste y me deje a medias", a lo que la otra le replica: "a mí lo que me revienta de mi marido es que me deje a medias y encima me empiece a contar un chiste". Aquí, ni siquiera han tenido la delicadeza de contarnos el chiste...
Y no me olvido de El Rondo. Quedará para otro post.

domingo, noviembre 20, 2005

Son mejores

El Barcelona se llevó el clásico porque sus futbolistas son mejores que los del Real Madrid y tampoco cabe mucho más análisis. Sí me gustaría, sin embargo, saber por qué el equipo blanco salió ya derrotado desde el vestuario, asumiendo la superioridad del rival. Uno puede saber o asumir que se enfrenta a uno que es superior pero no puede darlo por sentado desde el principio.
Hacía tiempo que no veía al Madrid tan acomplejado como lo vi contra el Barça. Salió al terreno de juego con un mensaje: "no puedo". Y de ahí no hubo forma de sacarle. Los jugadores no estuvieron "enchufados" al partido, algo que un encuentro como éste sale prácticamente solo. Algunos apenas subían, apenas salían de la cueva, como si temieran algo: ¿para qué? Total, para ver como Messi corría (sería un pecado que no jugase este chico sea argentino, chino o filipino), como Eto'o corría, como Ronaldinho corría. Y para verlos pasar. En definitiva, el Barça salió ayer al campo pensando que son los mejores. Y el Madrid también, también salió al campo pensando que los del Barça son los mejores.
El por qué los jugadores salieron acomplejados deberá ser respondido por ellos... si alguien se lo pregunta. En este caso, no conviene cargar en exceso las tintas sobre el entrenador porque, por muy malo que sea, es imposible que antes del partido les dijera que hicieran lo que después hicieron. Entre otras cosas porque el Madrid no intentó nada y ningún entrenador dice eso a su equipo. Como siempre, la culpa fue de todos y el míster tiene su parte, más pequeña de lo que algunos piensan.
Al Barcelona sólo se le debe pedir una cosa: que sigan siendo los mejores, que sigan pensando que son los mejores, pero que no "se lo crean". Sólo así podrán mantener ese juego magnífico, sólido y sin fisuras que mostraron en el Bernabéu. E incluso, mejorarlo. Será un placer verlo, como lo fue para los propios seguidores del Real Madrid, que aplaudieron sin complejos al rival, sobre todo tras el tercer gol culé y tras el pitido final. Cuando Ronaldo abandonó Old Trafford entre aplausos después de marcar tres goles al Manchester United, muchos incrédulos aseguraron que eso nunca pasaría en el Bernabéu. Ahí lo tienen y contra el Barça.
Tampoco se escapa que esos aplausos llevaban algo de sal para la herida madridista como supo captar Guti cuando dijo que esas palmas dolían. A lo mejor se olvidó de que el público del Bernbabéu va a ver buen fútbol y si no lo hace su equipo tendrá que aplaudir al rival. Quizá al madridista también le duela y mucho tener que ovacionar al Barça. Por cierto, Guti no dedicó el partido de hoy a nadie. Otros podrían salir a hablar ahora pero callarán. No está el horno para bollos.
Y Florentino Pérez, para quien hubo gritos, críticas e insultos desde la grada. No fue su tarde. Encima, hasta dos espontaneos se el colaron en el terreno de juego. Si el día de la amenaza de bomba se alabó la facilidad con la que se desalojó el estadio, ahora debe ponérsele un cero a la seguridad del club. Y no es la primera vez. El Madrid tuvo que prohibir a los jugadores dar camisetas a los niños que saltaban al terreno de juego para pedírselas porque se dieron dos casos en partidos consecutivos. El día que salte un loco, como los del sábado, pero con peores intenciones, lo vamos a lamentar todos.
En fin, leyendo, escuchando y analizando, aquí y allá, por radio, prensa y TV, parece que, actualmente en el Madrid no vale ninguno, desde el presidente hasta el último de los empleados. Particularmente, no lo creo así. Pero aún en tal caso, la salida deberá ser ordenada.
Y fue un clásico donde sólo se habló de fútbol. De eso todos nos tenemos que felicitar.

sábado, noviembre 19, 2005

El fin y los medios

La web de Gaspar Rosety adelantó en exclusiva la información de que Michael Robinson comunicó a Cuatro su abandono de la nueva cadena televisiva, en la que presentaba el espacio Maracaná 05, por no sentirse cómodo en él. ¿Qué decir ante un gesto de sensatez que llega, además, de alguien que no es periodista pero que tras muchos años de contacto con los medios ha llegado a entenderlos e incluso a amarlos?
Esta historia comienza en realidad mucho antes y me recuerda a Ramos, el eterno repetidor del colegio de los curas donde estudié, al que un día un profesor le dijo: "haga usted el favor de coger la puerta y marcharse" y él abandonó el aula no sin antes sacar la puerta del correspondiente cerco y llevársela a cuestas escaleras abajo. Si agarramos por donde más quema lo normal es que acabemos abrasados.
Cuando la lucha por la audiencia en la radio también se libraba por la noche, José María García y José Ramón de la Morena porfiaban por el primer puesto del EGM. Y ocurrió lo inesperado. Un líder de la comunicación como García sucumbió ante el empuje de El Larguero. Dijeron por aquel entonces los entendidos que el programa de la Cadena SER utilizaba un tono más desenfadado, más informal y que atraía más al numeroso público joven que se incorporaba a la audiencia radiofónica frente al discurso más agresivo, mordaz y, en algunas ocasiones, faltón que exhibía García. No importaba que De la Morena diera menos noticias o menos exclusivas. Incluso, una de las campañas publicitarias de El Larguero incidía en este punto cuando proponía una alternativa a su rival a quien indentificaban con el personaje interpretado por el genial Charlot en El Gran Dictador.
La fórmula dio resultado (ésa y la de los continuos ataques al rival) y se exportó. A partir de entonces, si alguien quería hacer un programa deportivo tenía que incluir algo desenfadado, informal, que hiciera gracia. Y, como estaba cantando, el modelo degeneró, a partir también de la degenaración del original. Cada vez tenía más espacio la gracia, el humor, el guiño al espectador mientras que de noticias o análisis de la actualidad, poquito. Y andando, andando, llegamos al repetidor Ramos: ¿que hay que hacer gracias en un programa deportivo? pues un humorista, claro. Un imitador, un personaje de Crónicas Marcianas y Torrente 3.
El fin es lograr audiencia pero nunca justifica los medios. Porque el público está empezando a asociar la prensa deportiva con la del corazón. Y claro, Robinson se borra (del periodista no se tienen noticias). A lo mejor en el próximo proyecto prescinden del periodista y del comentarista y dejan sólo y solo al imitador. Gracias, Robin. A lo mejor, esto sirve para que el modelo detenga su degeneración.

viernes, noviembre 18, 2005

¿Cautela o decepción?

Cualquiera diría que, después de algunas experiencias más o menos traumáticas, hemos aprendido la lección y cuando España ha certificado su pase al Mundial de Alemania la cautela se ha adueñado de todas las opiniones. Ni euforias, ni sentirse favoritos, ni nada por el estilo. Los expertos se han llenado la boca de palabras prudentes y tan sólo algunas declaraciones de los futbolistas, incluido el capitán Raúl, han estado coronadas de una capa de optimismo.
Sin embargo, considero poco probable que, de repente, a todo el mundo le haya entrado la cordura al mismo tiempo, que todos nos hayamos puesto de acuerdo para sentar la cabeza. Temo que no me equivoco mucho si pienso que estos mensajes no están lanzados desde la cautela sino desde la decepción. Los aficionados se sienten frustrados con el equipo nacional. El golpe de la Eurocopa de Portugal fue demasiado severo y produjo un desencanto que el papel de España en la fase de clasificación para el Mundial se ha encargado de prolongar. Tras conocerse que tocaba jugar la repesca, algunos manifestaron sus preferencias por que el equipo no se clasificase para el Mundial "para evitar otro ridículo". Una vez con el billete hacia Alemania en la mano, las previsiones de la mayoría no pasan de "caer en la primera fase" y los más optimistas hablan de "llegar a cuartos", aunque después añaden, no sin cierto retintín, la coletilla "como siempre".
El público ha visto poca implicación en el equipo, al menos durante la fase de clasificación. Sólo en la repesca se ha visto algo, no mucho. Y el aficionado, que no es tonto, también sabe que la selección está "vendida" con vistas al Mundial, que llegará apenas finalizada una Liga durísima, cargada de partidos, con el añadido de las competiciones europeas. El Mundial no se prepara desde febrero, se prepara con algunos años de antelación. Como mínimo, desde el verano anterior. Pero aquí todo se sigue haciendo igual. El año que hay Eurocopa o Mundial, con terminar la Liga dos o tres semanas antes, es suficiente. Y como éstas, muchas otras. Ahora llega lo de pactar amistosos. A ver los rivales. Para la Eurocopa de Portugal recuerdo un encuentro de preparación con la potentísima Andorra. Al acabar, parecía que íbamos a ganar el torneo sin necesidad de jugar.
Aún así creo que tampoco es forma de ir a un Mundial con este espíritu derrotista. Ni tanto ni tan calvo. Hay que ser justos y decir que, con buenas o malas actuaciones, España no ha faltado a una cita de éstas desde 1974, precisamente también en Alemania (si contamos Eurocopas, desde la de 1992 en Suecia). Y en esos mismos compromisos han estado ausentes equipos como Inglaterra, Holanda, Portugal, la bicampeona del mundo Uruguay... Lo más probable es que no ganemos el Mundial pero de los últimos ocho, sólo en dos se ha caído a las primeras de cambio (1978 y 2002). Así pues, tampoco hay por qué pensar en un ridículo.
No confundir cautela con decepción. Creo que si la euforia de antaño era un mal principio, el pesimismo de ahora no le va a la zaga.

miércoles, noviembre 16, 2005

The Best

Nada más lejos de mi intención que ser tremendista pero todo parece indicar que George Best está cerca de decirnos adiós para siempre. Con ser doloroso, no me inspira tanta lástima el hecho en sí -al fin y al cabo inevitable- como la forma. Según testimonios de los que le han visitado en el centro hospitalario donde se encuentra, Best es un saco de huesos envuelto en carne. El que fuera uno de los mejores futbolistas del mundo y todo un modelo que miles de jóvenes quisieron imitar se marcha por la puerta de servicio.
Puede que forme parte de ser una leyenda, pero ya son unas cuantas las glorias que desaparecen solas, abandonadas, arruinadas, alcoholizadas. Así ocurrió con el mejor extremo derecho del mundo, Manuel Francisco Dos Santos, al que todos conocemos por "Garrincha". Le adjudicaron tal sobrenombre, que en portugués quiere decir "pajarito feo", de niño, cuando sufrió la polio y los médicos pronosticaron que no podría caminar con normalidad. En realidad, nada de lo que hacía Garrincha era normal, sobre todo en un terreno de juego. Recuerdo haber visto imágenes de Garrincha, muy antiguas, de aquel Mundial de 1958 en Suecia. Fue el Mundial de Pelé, campeón con 17 años, pero sobre todo fue el campeonato de una delantera mítica: Garrincha, Didí, Pelé, Vavá y Zagallo. Y en esas imágenes se veía a Garrincha regatear; nadie lo ha vuelto hacer así. Le vi hacer cinco amagos consecutivos a un rival. Y el rival entró a los cinco. Y vi las imágenes repetidas. No era posible tal cosa. ¡Dios mío, es la sombra de Garrincha la que amaga el regate! Bicampeón del Mundo (1958 y 1962), elegido mejor futbolista del Mundial de Chile...
Sólo hubo un rival al que Garrincha no pudo amagar ni regatear: la vida, que lo trató mal desde que de niño lo convirtió en zambo y paticorto y de adulto en un alcohólico incurable, víctima de los engaños de cuantos desalmados quisieron aprovecharse de su débil carácter. Murió en 1983, enfermo, arruinado y olvidado.
La historia de Diego Maradona, al que también estuvimos a punto de perder recientemente, es más próxima y probablemente no será necesario relatarla. Sólo reflexionar sobre ella y quedarse con una frase suya, con lágrimas en los ojos, en la cancha de Boca, en la Bombonera: "me equivoqué". No quisiera dejar al margen al inolvidable Juan Gómez, Juanito, del que su compañero de vestuario Valdano escribió, el día de su homenaje póstumo: "tiene el corazón más grande que la cabeza". A Juanito los compañeros le llamaban "cabezón" en el vestuario; quizá fuera por el tamaño de su testa pero en el "alias" iba implícito un mensaje. Juanito, ejemplo de pundonor y coraje que sobrepasa las barreras del tiempo y el espacio, se empecinó en echarle pulsos a la vida, coqueteó con el juego, rompió sentimientos y dejó que en ese corazón tan grande que describía Valdano entrara "gente sin alma", como diría Sabina, que le arruinó en más de una ocasión. Contaba José María García que poco antes de firmar como entrenador del Mérida, Juanito tenía en casa un paquete de leche, una bolsa de magdalenas... y poco más. A Juanito se lo llevó la carretera una noche que nunca debió existir.
Y en medio, George Best. Rompió moldes en los 60, creó un estilo de futbolista, protagonista en los terrenos de juego y fuera de ellos. Best dormía de niño con un balón y le decía: "algún día harás todo lo que yo te diga". Y así fue. Y siempre estuvo rodeado de fans, sobre todo de fans femeninas. Probablemente fue uno de los primeros futbolistas "acosados". Se retiró demasiado joven, empujado por los excesos, aunque él siempre lo negó. Según recoge el antropólogo Desmond Morris en su libro El Deporte Rey (editado por Argos Vergara), Best siempre sostuvo que cuando las cosas no le iban bien siempre era bueno encontrar el refugio de las chicas y el alcohol. Ahora George Best se muere en un hospital, con el hígado muy castigado por los excesos, con denuncias por maltrato, con la imagen de ser un vividor a costa de las mujeres. En los 60 hizo honor a su apellido, fue "the Best" (el mejor). Llevó al Manchester United a su primera Copa de Europa, diez años después del maldito accidente aéreo de Munich. El considerado recientemente como el mejor deportista británico de todos los tiempos en una votación de 1.000 periodistas y personalidades relacionadas con este mundo se apaga. Elevemos una plegaria para que no aparezca dentro de poco en este blog otra entrada dedicada a "the Best". Sería muy mala señal.

martes, noviembre 15, 2005

Una de nacionalizaciones

La semana pasada tuvimos la noticia de que Ronaldo había obtenido la nacionalidad española. A tal respecto preguntaban a Samuel Eto'o y el delantero camerunés del Barça respondía pidiendo que se resolviera de una vez la situación de su compañero Leo Messi, que consiguió el pasaporte español incluso antes que el goleador brasileño (y desde luego, en menos tiempo).
Cruce de caminos. Las historias se acumulan en la línea del tiempo y muestran interconexiones como si se tratara del plano del Metro. Resulta que en el verano de 2004 también anduvimos a vueltas con las nacionalizaciones porque el Real Madrid necesitaba una plaza de extracomunitario para poder incorporar a sus filas a Samuel Eto'o, de cuyos derechos tan sólo poseía el 50%. Los papeles de Roberto Carlos no terminaban de llegar y ya había contratado al argentino Walter Samuel como una prioridad absoluta para la plantilla.
A Eto'o se le pide paciencia y esperar un año más pero éste no está dispuesto. "Si pueden ceder a Eto'o también pueden hacerlo con Ronaldo o Zidane". ¿Recuerdan el desafío del camerunés? José Félix Díaz dijo el otro día en El Rondo que Eto'o sigue siendo madridista. No lo dudamos, pero no quiso jugar en el Madrid. Se marchó al Barcelona, que también andaba enfrascado en nacionalizar a toda prisa a Edmilson y Sylvinho para poder inscribir a todos.
Ahora el problema está en Messi, cuya nacionalización, pese a batir todos los récords de celeridad, llegó algo tarde para tramitar la ficha del futbolista, inscrito por lo tanto como juvenil. En fin, el lío jurídico del que las últimas noticias es que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) ha pedido la revocación de su ficha cuando el magnífico delantero argentino ya ha disputado unos cuantos partidos de Liga. Otra vez las nacionalizaciones de marras.
Además, se abrirá un nuevo debate porque si desde Madrid se dice que el F.C.Barcelona controla la Federación, desde Barcelona se acusa al Real Madrid de controlar la LFP e incluso se ve la mano madridista detrás de la postura de Alavés y Deportivo de La Coruña de oponerse a la tramitación de la ficha de Messi.
Menos mal que hace semanas que no se oye hablar de la teoría de la conspiración sin que, por cierto, el diario que la ha defendido haya publicado nada al respecto. Se caía de puro absurdo. La supuesta ayuda de la Federación al Barça a través de los árbitros como pago al voto de Laporta a Villar en las últimas elecciones al organismo rector del fútbol español se ha difuminado, quién sabe si hasta el clásico que nos espera el próximo sábado. (Por cierto, Lopera también votó a Villar y los árbitros están masacrando al Betis. Espero ansioso la explicación de los defensores de la teoría de la conspiración).
Ah, para el clásico esperamos a todos, incluido Messi. El espectáculo no puede quedarse sin ninguno de los actores. La Federación ya dio su visto bueno. Quizá ahora tenga que hacerlo el Consejo Superior de Deportes. Pero mientras, que juegue. En el fútbol faltan artistas como Messi y sobran teorías de la conspiración.

domingo, noviembre 13, 2005

Victoria para la reflexión

Ahora que todo ha salido bien y que sólo resta rematar la faena para estar en el Mundial de Alemania es el tiempo propicio para la reflexión. Porque si todo se hubiera torcido sólo se nos ocurriría buscar culpables, brujas para quemar y demás ceremonias de la confusión. Pero por suerte, España tiene casi los dos pies en la cita mundialista del año próximo y por eso toca reflexionar, con calma, sin presiones, sin necesidad de buscar culpables ni aprovechar el momento para abrir viejas heridas.
La selección de Eslovaquia, que cayó ayer apabullada por un equipo que no mostró un juego maravilloso, ni siquiera vistoso en muchos tramos del partido, no es inferior a la mayoría de los rivales a los que España se enfrentó en el grupo de clasificación. Eslovaquia es superior a San Marino y a Lituania, está en el mismo escalón que Bosnia y, en estos momentos, que Bélgica. Quizá, solo Serbia está por encima.
Esto es lo que debe mover a la reflexión sobre si realmente está justificado jugar esta repesca. A la selección le bastó con entrar "enchufada" al partido, ponerle garra y concentración y alinear a los futbolistas que están más en forma, por encima de los nombres. Por lo demás, el fútbol no fue de salón, ni para enloquecerse. Pero un fútbol suficiente para haber dominado la fase de clasificación sin agobios.
Pero los problemas vienen cuando falta esa concentración y esa ambición. ¿Qué bastó para que el rival marcara y creara ansiedad en los nuestros? Un simple error, que lo comete cualquiera, incluso el trigoleador Luis García (una aportación la suya ligeramente superior a la de Joaquín, aún generaba dudas en la afición al salir del partido). Ocurre, en definitiva, cuando los partidos de la selección son considerados como un "pegote", un "estorbo en medio del recargado calendario" o, directamente, un "marrón". Pero ayer ya lo dijo el seleccionador: "hay un país detrás de un equipo". Y así, todo es más fácil. Luego podrá salir bien o mal. Pero es todo más fácil.
También sería todo más fácil con menos equipos en Primera, menos jornadas de Liga y, por lo tanto, menos partidos para jugar, más tiempo para que el seleccionador pueda disponer de los jugadores y darse cuenta de quién debe jugar y quién no. Todo más fácil en un estadio grande como el Vicente Calderón, repleto hasta la bandera pese a las lluvias y las obras de la M-30. Todo el mundo tiene derecho a ver a la selección pero los partidos oficiales hay que llevarlos a estadios grandes, donde el rival se sienta realmente en terreno enemigo. En un campo con 25.000 espectadores, el rival tiene ventaja. En un estadio como el de ayer (el Bernabéu se comió a Inglaterra aún en un amistoso; Montjuic a Italia antes del Mundial de Francia; Mestalla a la Francia campeona del Mundo y de Europa), el primer gol lo mete la afición.
Y es precisamente ahora, que España ha ganado 5-1 el partido de ida de la repesca cuando toca hacer la reflexión sobre asuntos como el del calendario. Porque si en lugar de tener que ir a Bratislava prácticamente para hacer acto de presencia se hubiera tenido que viajar con un resultado ajustado y con la presencia en el Mundial en el aire, todos nos hubiéramos acordado que tres días después hay una nueva jornada de Liga, con un Real Madrid-F.C.Barcelona incluido. Y esto está mal diseñado, independientemente del 5-1.
Cuando Luis Aragonés llegó al equipo nacional propuso hacer una "gran sentada" con todos los estamentos para tratar los asuntos de la selección. En realidad, hace mucho tiempo que esa "sentada" es necesaria. Lo sería incluso aunque se ganara el Mundial porque las cosas, como prueban las cuestiones del calendario (por no hablar del carajal que ha habido que montar por la repesca) se siguen haciendo rematadamente mal.
Dos apuntes para terminar: uno, la nueva camiseta de la selección parece un pijama. Adidas ha copiado el modelo de los primeros 80 (cómo olvidar la camiseta de Platini). Y dos, espero que para los amistosos pre-Mundial se escojan rivales algo más fuertes que los China y Canadá que hemos tenido que soportar últimamente.

sábado, noviembre 12, 2005

Tarjeta roja

A la espera del contraanálisis de Roberto Heras, supongo que su carrera como ciclista ya ha sido suficientemente dañada. Aunque dé negativo. En esta historia hay muchos intereses en juego y entre unos y otros ya se han encargado de que la noticia produzca los efectos oportunos. Sin embargo, sigo creyendo en la inocencia del deportista. No le niego una cuota de responsabilidad pero ya dudo más a la hora de valorar su tamaño.
Para ilustrar este análisis, nos vamos al año 1987. Se publica en Alemania un libro que provocará un gran escándalo en el Planeta Fútbol al poner algunos de sus secretos mejor guardados al descubierto. Su título, "Tarjeta roja" (editado en España por Plaza & Janés); su autor, Toni Schumacher, mítico guardameta alemán de los últimos años 70 y de la década de los 80. El efecto de la publicación salpicará de lleno al futbolista. Su club de toda la vida, el 1.FK Colonia, le rescinde el contrato y la selección alemana deja de contar con él.
Entre otras lindezas, Schumacher habla del dopaje, cuyo control en el fútbol era aún incipiente. Algunas de sus revelaciones son esclarecedoras. Mundial de México 1986. Schumacher relata episodios de aquella concentración: "Cada mediodía, junto al agua mineral enriquecida con electrolitos, nos tragábamos una cantidad ingente de pastillas: hierro, magnesio, vitamina B en dosis masivas [...] Al lado de la mesa en la que nos sentábamos Klaus Allofs, Pierre Littbarski y Wolfgang Rolff, había una palmera colocada en una jardinera de madera repleta de tierra. Metimos allí tantas pastillas de hierro, que creo que en un par de años saldrán tornillos". ¿Y si el médico te da 10 pastillas como era el caso? ¿Y si alguien ordena que las tomen?
Schumacher decía en 1987: "También en el mundo del fútbol existe doping, aunque se silencie y transcurra en secreto. El guardmeta alemán revela como él y sus compañeros del Colonia tomaron grandes cantidades de jarabe para la tos, rico en efedrina, que aumenta la agresividad y la resistencia. Lo hicieron antes de un partido trascendental y ganaron, "pero ¡en qué condiciones! Tras varios días de doloroso agotamiento decidimos no hacerlo nunca más. Ya nadie nos induciría a hacer tales tonterías".
Pronto se cumplirán 20 años de la publicación del libro. Y en éstas estamos. Schumacher no es perdedor, don nadie y resentido como Jesús Manzano, el ciclista que reveló a un periódico (quién sabe a cambio de qué) supuestos métodos de dopaje practicados con frecuencia en el mundo del pedal. Schumacher ha jugado dos finales de Campeonato del Mundo y ha estado entre los mejores en su puesto. Convendría no olvidar su testimonio. Porque lo más probable es que a partir del día 21 haya que empezar a buscar culpables. Pero de verdad. No quedarnos en el simplismo de acusar al que va encima de la bicicleta. Nada hacemos si condenamos a los infiernos al ciclista mientras que el que proporciona las sustancias anda suelto... en busca de su próxima víctima.

jueves, noviembre 10, 2005

Clemente y el vizconde demediado

Javier Clemente regresa a los banquillos justo cuando su figura comenzaba a ser recordada por algunos al hilo del papel de la selección española en la fase de clasificación para el Mundial de Alemania. Se comenta que, después de todo, el grupo que formó el técnico de Baracaldo no estaba tan mal y que, aunque las comparaciones son odiosas, aquella selección era más fuerte que la actual (bueno, eso lo dijo el propio interesado pero la manifestación ha tenido opiniones favorables).
Quiero fijarme, no obstante, en un detalle del estreno de Clemente al frente del Athletic. El equipo llega a Barcelona el pasado fin de semana, para enfrentarse al Español, y a las puertas del hotel son increpados por unos pocos aficionados del Hospitalet, que les reprochan por negarse a jugar en su estadio, de césped artificial, la eliminatoria de Copa (solventada, por cierto, con éxito por parte el equipo vasco). Clemente sale en rueda de prensa y dice que, de todos los habitantes de Hospitalet, han ido "los diez más tontos" a increpar al equipo.
Según parece, ha llegado la "mitad mala" de Clemente. El técnico se asemeja al "vizconde demediado" de Italo Calvino, que tenía dos mitades producto de un cañonazo recibido en una batalla. Una era buena y la otra, no tanto. En el caso de Clemente, es tan buen entrenador en el campo, como malo cuando sale de él. Y eso ya lo demostró en la selección.
Se puede estar de acuerdo en que España no ha tenido un bloque como el que formó Clemente. Pero en su etapa de seleccionador terminó más pendiente de su particular batalla con los medios de comunicación y con parte de la afición que del equipo. Y por esa boca murió el pez.
No seré injusto con Clemente. Sufrió una campaña mediática absurda y sin precedentes en nuestro fútbol. Entiendo que debe ser muy difícil el equilibrio cuando desde una emisora de radio te dirigen calificativos como "burro", "payaso" y "cabrón" y te lanzan lindezas como "tiene secuestrada a la selección". Comprendo que debe ser duro escuchar cómo te censuran por decir "yo no vuelvo a este puto campo", en referencia al Santiago Bernabéu, sin contar antes que un sujeto le amenazó con una navaja en ese estadio.
Pero también estoy convencido de que no era bueno que el seleccionador se fuera a la cama y tuviera cuatro aparatos de radio con los programas deportivos nocturnos para escuchar lo que decían de él y replicarles en voz alta como si le oyeran.
Llegó un momento en el que Clemente empezó a hacer "cosas raras". Si la afición en un partido le pedía que sacara a un determinado jugador, ése era precisamente el que no salía, aunque el equipo lo necesitara. Si se entablaba un debate en la prensa sobre la conveniencia de que cierto futbolista debía ir a la selección, se podía ir despidiendo del equipo. (Un entrenador debe tomar sus propias decisiones pero ya "olía" que siempre fueran las contrarias a las que solicitaba la afición o un sector de la prensa). En la Eurocopa del 96 propinó un coscorrón a un periodista de la SER tras un más que tenso partido frente a Rumania, que acabó ganando España con un milagroso gol de Guillermo Amor. Y en la concentración del Mundial de Francia se podía cortar la tensión con un cuchillo.
También entiendo que la táctica de Clemente es quitar presión a la plantilla y cargársela toda él. Pero esto, al final, termina repercutiendo en el ambiente general del equipo y se vuelve en contra.
Volviendo al asunto del Hospitalet, hace tres años el Deportivo de La Coruña también se negó a jugar en el campo de césped artificial. Entonces fue más grave para el equipo catalán, que no quiso jugar en un campo alternativo y no se presentó al partido. Curiosamente fue el año en el que el Deportivo ganó su segunda Copa del Rey, el famoso día del "centenariazo" en el Bernabéu. En este caso, la afición del Hospitalet compuso una canción para el técnico del Depor, por aquellos tiempos, Javier Irureta, que llevaba la música de "La gallina Turuleta" de los inolvidables payasos de la tele y decía: "El gallina de Irureta/ no tiene huevos/ para venir a Hospitalet". Y nadie del Depor abrió la boca.
Los diez que fueron a insultar a Clemente al hotel de concentración se califican ellos mismos (alguien que hace estas cosas, obviamente, muy listo no es). Pero no hay que llamar "tonto" a nadie. Porque Clemente comete dos errores: en primer lugar, se pone a la altura de ellos; en segundo lugar, y más grave, por un momento deja de pensar en sus cosas, que no deben salir del terreno de juego. Y si la prensa se mete con él, ahí están los juzgados. Pero si se levanta pensando lo que anoche dijo Fulanito de él mal le va a ir al Athletic. Ojalá que no sea así.

Herido de muerte (II)

A comienzos de la década de los 10, la organización del Tour de Francia envió unos emisarios a los Pirineos para que comprobaran si la ronda gala podría transitar por aquellos caminos, que harían más espectacular el desafío. Los expedicionarios asistieron a una dantesca demostración de frío, nieve y viento huracanado por aquellos pagos, lo que hacía imposible el desarrollo de cualquier cosa semejante a una competición pero también confirmaron que ese escenario parecía diseñado especialmente para correr en bicicleta. Volvieron a París y dijeron: "no hay problema, el Tour puede llegar allí perfectamente". Y hasta ahora.
Quizá ya desde entonces, el ciclismo sea un deporte en el que la mentira ha estado presente casi por necesidad. Porque algo le tienes que decir a uno que se va a meter una paliza de escándalo en bicicleta para, en la mayoría de las ocasiones, no lograr absolutamente nada. Todos son conscientes de ello. Los directores deportivos juegan una continua partida de póker desde los coches y nunca dicen una verdad completa. Ni siquiera a sus ciclistas. Hay que jugar mucho con la psicología.
Sin embargo, los ciclistas sí se dicen la verdad entre ellos. Incluso en carrera. Si se preguntan cómo van, responden con toda sinceridad. Eso sí, si uno de ellos llega resfriado al hotel después de una etapa , el equipo se encarga de que nadie se entere. Cuentan que en el Mundial de Oslo 1993, bajo un tiempo de perros, el italiano Gianni Bugno se acercó a Miguel Indurain y le preguntó: "¿cómo vas? yo estoy fatal, me estoy muriendo de frío". El campeón navarro respondió: "yo también voy mal". Bugno le dijo: "mira, en esta vuelta me retiro, en cuanto pasemos por boxes". Indurain le respondió: "yo me bajo en la siguiente". Pero no lo hizo. Forzó la máquina y acabó segundo detrás de un tal Lance Armstrong. Esta es de las pocas excepciones que conozco.
El mundo del ciclismo está convulsionado por la noticia del positivo de Roberto Heras en la última ronda española. Todos esperan el resultado del contraanálisis, que se realizará el próximo día 21. Aunque no sé si decir que será mejor que salga positivo otra vez. Porque como el contraanálisis desmienta el primer test el lío puede ser morrocotudo. Y eso es lo que le sobra al ciclismo. Eso y tramposos, claro está.
La mentira siempre está fuera de la carretera. Es ahí donde hay que buscar a los culpables y a los tramposos. Los ciclistas tienen su cuota de responsabilidad pero, ¿hasta qué punto?
En 1982, un enorme ciclista abulense llamado Angel Arroyo se imponía en la Vuelta a España. (Por cierto, menuda tierra es Avila para la bicicleta: Julio Jiménez, Carlos Sastre, José María Jiménez, el "chaba", que en paz descanse). Sin embargo, un positivo en un análisis del control antidoping le dejaba sin título. Este fue a parar a las manos del segundo en la ronda, Marino Lejarreta, "el junco de Bérriz", que jamás se sintió orgulloso de "ganar" aquella carrera. Siempre destacaba sus etapas en el Giro, en el Tour, sus buenos puestos en la general de aquellas pruebas y que era el único capaz de correr las tres grandes y terminarlas en puestos delanteros. Y le solían decir: "bueno, y una Vuelta a España, ¿no?". Y él respondía: "esa Vuelta no es mía".
Hay que tener un cuidado extremo para que el caso de Roberto Heras no derive en otras guerras. De momento, algunos han puesto en marcha el ventilador y han empezado a sacudir a diestro y siniestro a todo lo que se mueve. Otros han aprovechado para ajustar cuentas pendientes con una figura controvertida como la de Manuel Sáiz, el director del Liberty Seguros, equipo en el que milita Heras, ahora suspendido de empleo y sueldo hasta que se resuelva este contencioso. Bastantes guerras tiene abiertas ya este maravilloso deporte pero al que cada vez le van a quedar menos defensores. Porque si a Lejarreta le produjo desazón que su triunfo en la Vuelta llegara así, me figuro cómo deben sentirse los aficionados. Por lo menos, estafados. Y eso que no pasan por taquilla.

martes, noviembre 08, 2005

Si no me bajo en Reus... (el fichaje de Molowny)

A menos de dos semanas para el gran clásico Real Madrid-F.C.Barcelona, no está de más repasar algunos episodios que alimentan la leyenda de estos enfrentamientos, dentro y fuera del terreno de juego. Este que viene a continuación, además de ser uno de esos fragmentos de la Historia, es una anécdota deliciosa, de las que da gusto contar. Se trata de cómo se fraguó el fichaje de uno de los grandes del Real Madrid: Luis Molowny.
Nos encontramos en la segunda mitad de la década de los 40. El Real Madrid no atraviesa por sus mejores momentos y en una temporada está a punto de irse a Segunda División (esto quedará para otra entrada). Entre las carencias de la plantilla madridista se encuentra la de un interior derecho (entonces se jugaba con dos interiores, dos extremos y un delantero centro, o sea, una delantera de cinco futbolistas, también queda para otro blog). Y don Santiago Bernabeú se había fijado en Luis Molowny, que entonces jugaba en la Unión Deportiva Las Palmas. Claro, que no sólo el Madrid había reparado en el rubio y fino jugador canario. Medio fútbol español andaba tras sus pasos.
Un día, Bernabéu coge un tren para ir a Barcelona a ver al equipo. El convoy hace una de sus múltiples paradas en Reus y don Santiago aprovecha para bajar y comprar el periódico. Adquiere un ejemplar de La Vanguardia y se encuentra con la noticia de que un emisario del Barcelona ha salido rumbo a Las Palmas para fichar a Molowny. No se sabe por qué motivo, el representante culé hizo el viaje en barco, hecho providencial porque la larga travesía Barcelona-Las Palmas dejaba margen de maniobra a Bernabéu.
Sin embargo, no había tiempo que perder. El presidente busca un teléfono, llama al club y habla con el secretario técnico, a la sazón, Jacinto Quincoces (también para otro blog queda hablar de Quincoces, Ciriaco y Zamora). Le dice algo así como: "Jacinto, agarra un maletín, mete 100.000 pesetas en billetes nuevos, coge el primer avión para Las Palmas y ficha a Molowny". Quincoces le pregunta poco más o menos que si se ha vuelto loco y Bernabéu le replica: "tú fíchale y déjate de hostias. Ya hablaremos".
Quincoces se dirige raudo y veloz a Canarias. Le da tiempo incluso a ver un partido donde Molowny juega y lo hace rematadamente mal. Jacinto llama a Bernabéu y le dice que si no se estarán precipitando y don Santiago le repite: "fíchale y déjate de hostias". Cuando el pobre emisario del Barcelona arriba al fin a las costas de Gran Canaria sólo le da tiempo a ver anunciado en los periódicos el fichaje de Molowny por el Madrid, registrado dos días antes de su llegada.
Cuestiones del destino, a Molowny le toca debutar contra el Barcelona en el estadio del Metropolitano (cedido por el Atlético por encontrarse Chamartín en construcción). Gana el Madrid por 1-0. ¿Adivinan quién marcó? Luis Molowny, "el mangas", apodado así porque jugaba con los puños de la camiseta cogidos por los dedos al no estar acostumbrado al frío de la capital, por lo que las mangas de la zamarra acababan dadas de sí. Después, Molowny sería todo un referente para el Madrid de la época pre-Di Stéfano. Su historia más reciente es ya conocida por todos.
Con ser delirante la anécdota, lo mejor es la frase que don Santiago pronunciaba cada vez que relataba el fichaje, a modo de corolario: "si aquel día no me bajo en Reus la cagamos". Genio y figura.

Herido de muerte

Sólo un rápido flash porque no hace mucho que ha surgido la noticia y habrá que valorarla convenientemente. Pero mucho me temo que como se confirme el positivo de Roberto Heras en la última Vuelta a España, este deporte va a quedar herido de muerte aquí. No estamos hablando de uno cualquiera sino, probablemente, del más brillante ciclista español de los últimos años por detrás de Miguel Indurain. De uno que congregó a media España delante de la TV una tarde de fin de semana, en una etapa épica, de las que se quedan en la retina, con final en el Puerto de Pajares. Si se demuestra que todo eso fue un fraude, muchos no van a querer volver a mirar una carretera en su vida. Ojalá todo sea un lamentable error, aunque esta postura se me asemeja mucho a agarrarse a un clavo ardiendo. Esperemos acontecimientos.

lunes, noviembre 07, 2005

"Pasión por el Barça"

Mi amigo Manel me hace llegar un fragmento de uno de los artículos de opinión publicados en los últimos días en el diario Sport. Dice lo siguiente: "El 19 de abril de 1989, los culés vivimos una de las noches más gloriosas de nuestra historia. No ganó el Barça. Pero perdió el Madrid. ¡Y de qué manera! El conjunto blanco fue humillado por el Milan en las semifinales de la Copa de Europa. Los italianos ganaron en San Siro por un rotundo 5-0."
Lo primero que se me ocurre es que si un barcelonista lee esto, lo más normal es que se enfade. Es decir, un club con más de cien años de historia, con títulos nacionales y europeos de todos los colores y categorías, con futbolistas míticos en sus filas, con años espectaculares de buen fútbol... ¿puede tener una de sus "noches más gloriosas" de su historia con la derrota de un rival (de uno que no se enfrentaba a ellos en aquella noche, se entiende)? Francamente, creo que si Joan Gamper levantara la cabeza se daría, por lo menos, un susto hasta que alguien le aclarara que el texto ha sido maquinado por algún fanático que ni aprecia el fútbol, ni la historia, ni nada que se le parezca.
Desconozco si el artículo ha sido redactado para herir al Real Madrid, a dos semanas del clásico. Pero, desde luego, si ése ha sido el propósito, el efecto ha sido completamente perverso. Porque esas palabras, obviamente, no menosprecian al Madrid. Al contrario, lo enaltecen, lo elevan aún más porque es capaz de tener su propia y grandiosa historia y, además, "colarse" en uno de los capítulos "más gloriosos" de la del club rival. En una palabra, ser el referente, al que todos miran para lo bueno y para lo malo (aspecto, por cierto, dicho sea de paso, que molesta muchísimo a los culés).
En cambio, esas letras mal juntadas dejan por los suelos una historia mítica, enorme y generosa en alegrías y proezas como es la del Barcelona. ¿Qué pensarán los Samitier, Balmanya, Kubala, Luis Suárez, Czibor, Ramallets, Pereda, César, Manchón, Rexach, Migueli, Asensi... y así hasta completar una larguísima lista de nombres míticos? ¿Para esto nos dejamos el alma y la piel por este equipo y este escudo, para que las "noches más gloriosas" también sean protagonizadas por el rival?
Sport es un periódico concebido para los culés. Uno de sus eslóganes es "pasión por el Barça". Pues habría que decir aquello de "con amigos como éstos, ¿quién necesita enemigos?". Quizá lo peor sea que el articulista se permite el lujo de creer que una inmensa y entendida afición como la del Barça piensa igual que él porque escribe: "los culés vivimos".
Pienso ahora en anécdotas como la protagonizada por el entonces presidente del Barça, José Luis Núñez, que aquella noche estaba viendo el partido en casa por TV y cada vez que marcaba un gol el Milán salía a dar un beso a su mujer, María Luisa Navarro (sí, la de la famosa pancarta en el Camp Nou que rezaba: "María Luisa, llevátelo al cine") que se encontraba en otra habitación también presenciando las imágenes del encuentro. O aquella de Joan Gaspart que, a falta de diez minutos para que concluyera un enfrentamiento de Liga que el Madrid perdía por 5-1 contra el Celta en Balaídos, compró el "partido" (lo que quedaba de él) en pay-per-view sólo para ver el final con ese marcador. No obstante, dudo mucho que ninguno de los dos recuerde aquella goleada del Milán al Madrid como una de las noches más gloriosas de la historia del Barça.
Pero a veces ocurre lo inesperado. Mira que periódicos como As y Marca han dedicado páginas, portadas y titulares gigantescos al Real Madrid. Pues bien, uno de los halagos más impactantes al equipo madridista ha aparecido en un diario que lleva por lema "pasión por el Barça". Cosas veredes, Nicomedes.

Los resentidos

Leo en Marca una entrevista con Luis Figo en la que, entre otras declaraciones, el portugués afirma: "no culpo de nada a Luxemburgo. Sé de dónde vienen las órdenes y quién hace las alineaciones en el Real Madrid".
Permitidme echar la vista atrás unos cuantos años. Cuando el Real Madrid pierde la final de la Copa de Europa en Atenas frente al Inter de Milán, el entrenador, Miguel Muñoz, le dice a don Santiago Bernabéu que hay que renovar el equipo, que ya está un poco mayor, que esas glorias han sido los mejores pero va siendo hora de darles el relevo. Bernabéu le pregunta acerca de los jugadores que, a su juicio, deben causar baja en el equipo y el primer nombre que Muñoz le suelta es el de Alfredo di Stéfano. Cuenta Julián García Candau que Bernabéu habla con su gerente, Antonio Calderón, y le dice que le comunique la baja a Di Stéfano: "ofrécele el puesto que quiera en el club y se lo das. Menos futbolista, el que quiera". Pero no fue tan fácil. Di Stéfano montó en cólera y lo que a partir de entonces pasó entre jugador y presidente se lo llevó don Santiago a la tumba y probablemente también hará lo propio la "saeta rubia" cuando nos deje. Pero el caso es que Di Stéfano fichó por el Español y Bernabéu no le perdonó ni en el lecho de muerte.
Parafraseando uno de los cánticos de los aficionados, "así, así, así cuesta irse del Madrid". Es evidente que cuando un futbolista está en uno de los mejores clubes del mundo nunca ve el momento de marcharse. Recientemente, Míchel Salgado repondió a los rumores que le situaban fuera del equipo en el mercado de invierno con estas palabras: "a mí me tendrán que sacar del Madrid a patadas". Un día de éstos recordaremos cómo se fue del equipo todo un campeón del mundo como Didí y lo que "largó" cuando regresó a Brasil.
Se entiende que Figo esté dolido porque haya tenido que abandonar el Madrid. Pero ya cuesta entender que diga estas cosas, sobre todo porque, en definitiva, esas palabras no hacen sino ir en su contra. En el Madrid no han cambiado tantas cosas desde que él llegó. Entonces, cabe concluir que cuando Figo era titular indiscutible también llegaban las alineaciones hechas al entrenador. Porque Figo fue prioritario para Luxembrgio durante buena parte del Campeonato. Si alguien le hacía las alineaciones, Figo jugó por decreto, lo que no habla demasiado bien de él. En fin, dicen que no es conveniente escupir hacia arriba porque finalmente te acaba cayendo encima y la actitud de Figo así lo corrobora.
El asunto de los resentidos no es sólo propio de las grandes figuras de las que hemos hablado. Rubén González, el rubio central madridista, jugó cedido la pasada campaña en el Albacete. Cuando llega el verano, el Madrid le dice que busque equipo porque no se cuenta con él. Rubén pierde el trasero por buscar los micrófonos de Radio Marca y contarle a Paco García Caridad lo mal que se han portado con él, las pocas oportunidades que le dan a la cantera, etc. Como no encuentra equipo, el Madrid le ofrece volver al filial y Rubén no tarda ni cinco minutos en decir que sí. ¡Ay, los resentidos!

domingo, noviembre 06, 2005

Jiménez y la obcecación

Uno de los peores negocios que se han hecho en la historia del fútbol español fue el traspaso del futbolista Mendieta del Valencia al Lazio. Aquel verano, el centrocampista vasco protagonizó el culebrón correspondiente ante la intención del Real Madrid de ficharle y su deseo por ingresar en el club. Los merengues ofrecieron hasta 8.000 millones de las antiguas pesetas por el futbolista, pero el Valencia se empeñó en pedirle 10.000, mientras la afición exigía al entonces presidente, Pedro Cortés, que no se dejara "robar" al futbolista (me encantaría que alguna vez me robasen dándome 8.000 millones, de verdad que con la mitad podría hasta conformarme).
El Valencia se obcecó y terminó vendiendo al jugador al Lazio que, por supuesto, le pagó menos de esos 8.000 millones. Bueno, lo de "le pagó" es un decir y ahí viene lo catastrófico del negocio porque se hizo de tal manera que ninguna de las partes implicadas salió beneficiado, a saber: el jugador no fue al equipo ni a la Liga que quería y su rendimiento bajó muchísimo; el Real Madrid se quedó sin su pretendido fichaje; el Lazio se llevó a un futbolista desmotivado que nunca le dio el rendimiento esperado; ¿y el Valencia? ¡Ay, el Valencia! Además de quedarse sin futbolista, se quedó sin parte del dinero porque la sociedad gestora del Lazio tuvo problemas financieros, su presidente, Sergio Cragnotti, fue encarcelado (éste sí robaba) y tuvo que acabar cobrando "en especie", con los fichajes de Corradi y Fiore del año pasado. Sí, en plan: "mire lo que tenemos y elija lo que le guste". Ni siquiera Cortés salvó la cabeza: la prensa desveló que se había reunido en Madrid con Florentino Pérez para tratar el fichaje cuando lo había negado y tuvo que dimitir para evitar arder al siguiente 19 de marzo.
Ayer, Carlos Jiménez, jugador de baloncesto del Estudiantes que pretende el Madrid, jugó después de haber estado unos partidos en el banquillo, castigado por su deseo de fichar por el Real Madrid. Estudiantes logró su primera victoria de la temporada. Esta semana en prensa hemos leido que hay gente en el equipo que prefiere descender a la Liga LEB antes que ver a Jiménez de blanco. La obcecación en estos casos no suele ser buena consejera y si no, que se lo digan a Mendieta.

sábado, noviembre 05, 2005

Un toque de atención

Los futbolistas no son tontos. Algunos podrán decir que no les suelen adornar precisamente excesivas cualidades intelectuales y quizá tengan razón. Pero la mayoría de los galardonados con el Premio Nobel seguramente no saben parar un balón o meter un pase en profundidad, que para algo se inventó la frase de "zapatero a tus zapatos". Como cada cual, los futbolistas saben de lo suyo que, a fin de cuentas, es lo que les da de comer.
Por eso, Joaquín no ha tenido ningún problema para concluir él solito que el hecho de que Luis Aragonés no le convoque para la decisiva eliminatoria de repesca contra Eslovaquia ha sido "un toque de atención". Creo que no cabe mejor definición (ya dije que, de lo suyo, los futbolistas saben y un rato largo). No es una "respuesta" ni una "venganza" ni una "bronca" ni siquiera un "castigo". Recuerdo que en el colegio los "toques de atención" no se les daban ni mucho menos a los malos alumnos (a éstos se les abroncaba o castigaba directamente). Los toques de atención se les daban a aquellos chicos y chicas que, aún teniendo capacidad de sobra para sacar adelante las asignaturas, hacían gala de una profunda vagancia o aplicaban la ley del mínimo esfuerzo para cumplir el expediente. Y entonces llegaba el toque de atención: "sí, has aprobado, con un 5 pelado, pero tú puedes dar más, mucho más, lo que pasa es que no te da la gana".
Joaquín es de esos jugadores que siempre te dejan con ganas de más. Pero por extrañas circunstancias no da todo lo que tiene, que es mucho. Pero sucede que con hacer sólo unos cuantos buenos partidos con su Betis, generalmente ante los grandes, cumple sus objetivos: tiene en palmitas a la afición y, de paso, se gana un puesto en la selección. Lo único malo de esta postura es que se acaba notando.
Ahora llega la hora de la verdad. Luis Aragonés se la juega en la repesca y para esta guerra no cuenta con Joaquín. El rival, Eslovaquia (no una potencia precisamente). ¿Y si Joaquín saca la calculadora, hace sumas y restas y determina que en estos partidos no le toca jugar? No merece la pena correr el riesgo. Y Joaquín, como no es tonto, lo ha clavado: esto es un toque de atención. En efecto, de libro.
Un día le preguntaron a Joaquín si su padre, que hacía las veces de representante, estaba no sé dónde negociando su fichaje por el Madrid, y Joaquín respondió: "mi padre ahora mismo está tumbado, viendo la tele con medio culo fuera del sofá". Y así se podría tirar el buen hombre hasta que se le terminara de caer el culo. Porque pocos pueden creer que hasta el Betis hayan llegado por Joaquín esas ofertas tan deslumbrantes de las que hablan Lopera y su cohorte de periodistas amaestrados que se encargan de cacarearlas a los cuatro vientos. Nadie está dispuesto a pagar ese dinero por un futbolista que hace lo justo en cada momento, que siempre está con la calculadora en marcha, dependiendo de lo que vaya a durar el resumen que pongan por TV del partido.
Si Joaquín guarda la calculadora y se pone a hacer lo que sabe todos los domingos (unos días saldrá y otros no, pero por lo menos hay que ponerse) no sólo va a ir al Mundial sino que va a ser titular indiscutible. Pero si sigue por este camino, acompañará a su padre tumbado en el sofá durante el verano (no sabemos si también con medio culo fuera) mientras Lopera se encargará de decir que ha rechazado una oferta por él de 48 millones de euros porque "der Betih no se cashondea naiden". Nadie lo duda, pero parece que el Betis tampoco logra cachondearse de alguien.

viernes, noviembre 04, 2005

Espabilar en Europa

Cinco partidos, cinco victorias. Hacía tiempo que los equipos españoles no nos daban una alegría tal en Europa. Ultimamente parecía que las competiciones continentales se les hacían un poco cuesta arriba. ¿Quién puede olvidar aquellas semifinales de la Champions en 2000, con tres de los cuatro equipos representantes de nuestro fútbol (Real Madrid y Valencia, que luego jugaron la final, y F.C.Barcelona)? El cuarto en discordia era el Bayern de Munich y la prensa alemana lo tomó a coña: "¿qué hace el Bayern en la Copa de España?", tituló con ironía por aquel entonces un diario germano. Al fin y al cabo, cayó contra el Real Madrid en esa semifinal que estuvo bajo el absoluto control de aquel extraño y díscolo delantero centro francés llamado Nicolas Anelka, que ahora golea con el Fenerbahce de Estambul con el "39" a la espalda. Este muchacho siempre fue un poco raro.
Hablando de los alemanes, nadie sino ellos ha logrado hacer el pleno en semifinales, cuatro de cuatro. Lo logró el fútbol teutón en la Copa de la UEFA, a mediado de los 70, coincidiendo con la Alemania campeona del mundo, con el dominio de sus clubes a los que sólo el Ajax de Cruyff podía hacer sombra. Mientras, los ingleses estaban al acecho para dar su asalto definitivo, apoyado en el quicio de los años 80 y que fue a morir una maldita tarde de mayo en Bruselas que jamás debió existir. En el fondo, aquella apasionante final de la Copa del Mundo de 1974 no fue casual. Alemania contra Holanda, dos estilos, diferentes pero efectivos. En Europa dominaba el Ajax y los equipos alemanes, sobre todo aquel Borussia Mönchengladbach de los Maier, Stielike, Bonhoff, Heynckes y el que luego fuera su ayudante como entrenador en el Tenerife, Edwald Lienen. Y el Hamburgo, con aquel delantero de nombre Uwe Seeler, apodado "el gordo", ¿a qué me suena?.
Toquemos madera, que la repesca esta cerca, pero aquel Mundial de Alemania ha sido, por el momento, el último en el que no hemos estado presentes. Mala época, tampoco nos clasificamos para la Eurocopa de Yugoslavia dos años después (1976), sí, la del penalty de Panenka y la victoria de Checoslovaquia (en la repesca nos mediremos sólo a la segunda mitad). Nos eliminó Alemania, con un gol de Klaus Topmoller, el que luego, como entrenador, llevaría al Bayer Leverkusen a la final del a Champions de 2002, que perdió en el Hampden Park de Glasgow contra el Real Madrid (¡qué pequeño es el planeta fútbol, eh?). Uno de los goles de aquella final fue de un tal Zidane, pero no lo recuerdo bien.
Me he desviado un poco del inicio, pero ha sido a propósito. Simplemente es para animar a los equipos españoles, para que espabilen en Europa porque, después, salen historias así de entretenidas y bonitas.

jueves, noviembre 03, 2005

Haz lo que yo no haga

O la célebre ley del embudo: lo ancho para mí, lo estrecho para ti. Viene esto a colación porque, la verdad, uno se queda embobado viendo jugar al fútbol al Barcelona. Es verdad que hoy se enfrentó a un equipo menor, que se convierte además en mínimo cuando sale de su estadio, el Spyros Louis de Atenas. Pero aún así, es complicado trenzar el fútbol de ataque que hace este fantástico grupo de jugadores. Digno de admiración. Cuando un equipo juega así se produce una sensación paradójica en el buen aficionado: de repente, casi se olvida de qué equipo es. Cómo la tocan, cómo la roban, cómo se desplazan, qué manera de ocupar racionalmente el terreno de juego...
Es evidente que, ni habiendo tomado una piruleta en mal estado, como diría el Neng de Castefa, esperaría que alguien dijera que el Barça es un equipo prepotente. En todo caso, un equipo potente, sin el pre, que es muy diferente. Por eso, no puedo evitar sonreirme cuando miro atrás y recuerdo aquellos tiempos nada lejanos en los que el Madrid también jugaba que a uno se le caía la baba. Rememoro una retransmisión de Canal + desde el Estadio Letna de Praga en la que el narrador, Carlos Martínez, sin excesivas sospechas de madridismo, prorrumpió en alaridos rallanos en lo histérico: "¡¡¡señores, esto no es el Madrid, son los Harlem Globettroters!!!", después de una jugada en la que el equipo blanco mantuvo cerca de dos minutos la pelota en su poder sin que el inocente Sparta pudiera si quiera tocarla.
Pero no me olvido de mi sonrisa. Me sonrío porque recuerdo que de aquel Madrid se decía que era un equipo "prepotente". Sus figuras, por hacer diabluras en el campo, por divertirse jugando (como ha reconocido hoy el entrenador del Panathinaikos, el italiano Malesani) eran, a ojos de determinados observadores, unos "chulos". Lo decían, palabra de honor, hasta las señoras en el mercado (sin tener mucha pinta de entender de fútbol, más que nada porque eran incapaces de identificar a un sólo futbolista con su nombre).
Me sorprendió entonces y me sorprende ahora. Porque ahora nadie sale diciendo que el Barça es un equipo prepotente. Lógico. La situación normal es ésta, la de ahora. Lo anormal o paranormal era lo anterior. Jamás consideraré prepotente a Beethoven por componer la Novena Sinfonía ni a Wittgenstein por escribir su "Tractatus". Parafraseando al admirado Fernando Tejero, "hombre, un poquito de por favor".

¿Falta gol en España?

Faltará, nadie dice lo contrario. Pero simplemente sugiero un ejercicio muy sencillo: comprobar qué han hecho en los últimos días los futbolistas españoles que están jugando fuera de nuestras fronteras. Veamos. Durante el fin de semana, Gaizka Mendieta marcó dos goles con su Middlesbrough al Manchester United y Xabi Alonso también goleó con el Liverpool al West Ham en la jornada de Liga de la Premier. Javi Portillo anotó los dos goles del Brujas para derrotar al Gante (2-1) en la Liga belga. Koke, canterano del Málaga, marcó para el Olympique de Marsella ante el Lille en la jornada de Le Championat (el Lille se ha cargado al United en la Champions). En competición europea, Portillo vuelve a golear en la victoria del Brujas ante el Rapid de Viena, Morientes y Luis García marcan con el Liverpool ante el Anderlecht.
Fuera de este análisis de los últimos días, el gallego Nacho Novo se proclama máximo goleador del Glasgow Rangers la temporada pasada y su equipo le echa de menos en ésta porque está lesionado (el croata Prso no es efectivo, Lovenkrands nunca fue un goleador y el georgiano Shota Arveladze ha vuelto a probar suerte en Holanda, concretamente en el equipo de moda, el AZ Alkmaar, el AZ 67 de toda la vida, en el que está haciendo goles. De aquí llegó el lateral derecho del Villarreal Krompkamp y dicen que media Europa sigue a Lanzaadt, que también juega en este equipo). Y todo ello con Iván Campo lesionado (dos goles en las tres primeras jornadas de Liga con el Bolton), Luque lesionado (casi no ha podido jugar con el Newcastle)... Lo dicho, que nadie dice que no falte gol en España... pero casi todos éstos se han ido porque aquí no jugaban.

miércoles, noviembre 02, 2005

Los elefantes pueden recordar

Este extraño título corresponde a una de las apasionante novelas de Agatha Christie, una lectura que, probablemente, no frecuente José Mourinho. Si así lo hiciera, se sentiría algo avergonzado por no saber hacer algo que está al alcance de los paquidermos.
Nadie duda que la vida del entrenador portugués ha cambiado mucho desde que fue ayudante de sir Bobby Robson en el banquillo del Barcelona. Él mismo se encargó de recordárselo a un periodista en su última visita a la Ciudad Condal. "Mientras yo he cambiado mucho y he evolucionado, usted sigue igual", le espetó. "Ah, amigo mío", como diría Hercules Poirot, mítico personaje de la Christie. Claro que las cosas siguen igual por aquí. Por eso, aquí las cosas no son tan fáciles como en la Premier. Aquí llega un equipo hundido, deprimido, roto por las lesiones y lo esquivo del destino, y te gana. En Inglaterra, uno puede tener un equipo para la Liga y otro para la Champions. Lo tuvo Ferguson en el Manchester United. En la Liga jugaba Solskjaer para que descansara Scholes o Van Nistelrooy, jugaba Wes Brown para que no se lesionara Gary Neville o Stam. Hasta Nicky Butt para que Roy Keane no se metiera en líos.
Pero aquí es una temeridad dejar a Drogba en el banquillo o a Del Horno en la grada. No hay equipos como el Betis en la Premier. Critiquemos lo que queramos a la Liga española. Pero del 1 al 10 te puede ganar cualquiera, lo que no ocurre en Inglaterra. Y es algo que Mourinho debería recordar. En efecto, aquel periodista de Barcelona sigue igual, es decir, sigue contando que en España los tres puntos no se regalan, sino que hay que ganarlos. Desde luego, el Chelsea no se estaría dando en España el escandaloso paseo que protagoniza en su Liga. Ni tampoco iría tan fresco a la Champions. Y quizá tendría que empezar a leer Diez Negritos.
Y el Madrid de la crisis, clasificado. Ya me gustaría a mí que todas mis crisis fueran como éstas. Que nadie olvide que la remontada la inició Di Stéfano, con un gol marcado en Viena. Cuando dicen de alguien que es el mejor jugador de todos los tiempos no es casualidad: capaz de liderar una remontada 40 años después de su retirada. Échale un galgo.

martes, noviembre 01, 2005

A propósito de Gutiérrez

Corría el año 1956 cuando, en los inicios de la II Copa de Europa, al Real Madrid le tocó enfrentarse contra el Rapid de Viena. Tras ganar en Chamartín la ida por 4-2, el equipo se presentó relajado (sí, por mucho que nos hayan contado, los de antes también se relajaban) en el Estadio del Prater, de tal forma que al descanso, el Rapid ganaba ya por 3-0, es decir, que en ese momento el Madrid estaba eliminado. Curiosamente, fue uno de los centrales del Rapid, Ernst Happel, quien marcó los tres goles (en la actualidad, el Estadio del Prater lleva su nombre). En aquel descanso, se produjo una de las más famosas"santiaguinas". Se llamaban así a las broncas que don Santiago Bernabéu montaba a los futbolistas en los descansos de los partidos cuando veía que la actitud no era la correcta. Los cronistas de la época dicen que el presidente llegó a decir textualmente: "algunos futbolistas han venido aquí pensando que esto es una verbena". En la segunda parte, el Madrid reaccionó, DiStéfano metió un gol y la eliminatoria quedó empatada(entonces no se concedía valor doble a los goles encampo ajeno, sino que se disputaba un desempate, que acabó ganando el Madrid, entre otras cosas porque el partido se jugó en Chamartín, a lo que accedió el Rapid a cambio de dinero). En ocasiones, don Alfredo Di Stéfano, presidente de honor del Madrid, se ha referido a las famosas "santiaguinas" pero se ve que es un tema que no le gusta para nada. Según él, la única que hubo en la historia fue la que he referido antes. Sin embargo, son muchas más de las que se habla y dudo mucho que todas sean inventadas. En palabras textuales de Di Stéfano, aquel día Bernabéu les dijo "que no tenían lo que tenían que tener" (sobran explicaciones).
Estoy convencido de que el jueves, cuando criticó la actitud del equipo en La Coruña, el presidente de honor se acordó de ese vestuario en Viena, de esa eliminatoria que estaba perdida y de lo que les debió de doler la presencia de Bernabéu en el vestuario para echarles la bronca. Porque a todos nos duelen las broncas de nuestros jefes. Por eso, Di Stéfano no quiere hablar de las "santiaguinas" y de la de Viena habla porque es un episodio que conoce todo quisque. No vi el partido contra el Betis, pero he oido cosas terribles del Madrid, tremendas, que me han hecho pensar en un equipo que luchará para eludir el descenso. Pero en niguna crónica he leido que al equipo le faltara "lo que hay que tener". Al contrario, algunas decían incluso que le sobró de eso y le faltó algo más de juego. La "santiaguina" in memoriam surtió efecto. Sin embargo, aquel día de 1956 nadie le dedicó el gol salvador de la eliminatoria a Bernabéu. Aquellos jugadores también se relajaban, también tenían sus debilidades, también se iban de juerga, también se compraban coches caros. Pero quizá fueran algo más maduros, lo justo para saber un par de cosas: que lo realizado no era para sacar pecho y que el presidente tenía razón. Pero todo esto es "a propósito de Gutiérrez". A muchos, que no éramos "gutistas" como yo, Guti nos ha ido convenciendo durante este tiempo y ahora somos de los suyos. Guti se ha ido haciendo mayor en el campo. Pero parece que todavía tiene que madurar fuera de él.Guti debería pedir audiencia con don Alfredo y éste contarle, como si fuera su nieto, lo que ocurrió aquel día, en aquel vestuario de Viena. El argentino todavía se acuerda y eso que han pasado casi 50 años. Ojalá Guti no olvide este episodio... nunca se sabe lo que puede deparar el futuro.

Con perdón...

¿Se puede? Supongo que no habrá nadie por ahí ahora mismo, entre otras cosas porque acabo de crear el chisme éste y nadie, salvo yo, sabe de su existencia. Por aquí desfilarán pensamientos, ideas, alguna que otra ocurrencia y, si tengo un día inspirado, a lo mejor algo productivo. Se agradecen los comentarios, que contestaré además como es debido.
Con perdón... se nutrirá básicamente de comentarios deportivos, aunque los habrá también muy variados. Se admiten sugerencias. No sé, es la primera vez que hago una cosa de éstas y creo que llego un poco tarde a la cita. Pero se hará lo que se pueda. De inmediato, subiré el primero de mis comentarios.