El éxito de Frank Rijkaard al frente de la plantilla del Fútbol Club Barcelona ha tenido como uno de sus pilares la transparencia. Es verdad que cuando las cosas están saliendo bien es más fácil mostrar esa actitud. Pero no es menos cierto que la tentación de tapar detalles, ocultar puntos oscuros y esconder defectos también surge cuando la armonía lo domina todo, ante el temor de que ese ambiente pase a mejor vida.
Acierta Rijkaard cuando hace pública la rebeldía de Samuel Eto'o a la hora de saltar al terreno de juego en el encuentro contra el Racing de Santander. La suya es, además, una postura inteligente porque la responsabilidad cae sobre el que debe cargarla, que no es otro que el futbolista. El míster podía haber contado una película de chinos en la rueda de prensa y así tapar a Eto'o. Pero con esa actitud no se borra el gesto y dudo mucho que el jugador terminara agradeciéndoselo porque los futbolistas son, por norma general, notablemente egoistas.
Rijkaard tampoco ocultó en su día que Ronaldinho y Deco se incorporaron tarde de las vacaciones de Navidad. Y antes, tras la derrota del Barça en la Supercopa de Europa frente al Sevilla, llegó hasta todos los medios que el astro brasileño había participado en un spot publicitario durante la misma mañana del encuentro. No estoy acusando a Rijkaard de haber filtrado la información pero sí está claro que no hizo nada para tratar de desviar la atención.
Con su actitud, Rijkaard se ha apartado a un prudente segundo plano y ahora se ha generado el debate en torno a si es correcto que Eto'o se niegue a saltar al terreno de juego para disputar unos minutillos intrascendentes. Pero el entrenador actúa correctamente al esquivar una responsabilidad que no le compete. Si el camerunés se solivianta y esa actitud influye negativamente en su rendimiento en el terreno de juego, el público ya tiene elementos para juzgar. Y mientras, el resto de la plantilla, que tiene razones más que suficientes para molestarse con la postura de Eto'o, ya sabe que el entrenador no le ha tapado.
Ahora, Rijkaard está reforzado por los títulos que ha logrado en el club y por el fantástico juego que ha conseguido desplegar. Pero se me viene a la memoria el episodio con Gerard López en Eslovaquia, antes de disputar un encuentro de la Copa de la UEFA, cuando el entrenador holandés estaba recién aterrizado en el Barça. Gerard iba a ser titular frente al Matador Puchov pero fue sorprendido por el míster hablando por el móvil en el vestuario. Rijkaard no sólo le sacó del once inicial sino también de la convocatoria. Y el incidente llegó a los oídos de todo el mundo a la velocidad del rayo.
¿Quién puede decir que buena parte de los males actuales del Real Madrid no vienen por tapar demasiadas cosas, por no ser transparentes, por contar historias para no dormir? La mayoría coincide en que la célebre cantinela de los "galácticos" ha hecho mucho daño al conjunto blanco. ¿Y qué son historias como La Guerra de las Galaxias? Pues eso, películas que, más tarde ó más temprano, finalizan con un fundido en negro.
Alfonso Arús, productor del programa de TVE El Rondo, señalaba en una entrevista concedida a la revista FHM que la prensa catalana "tapaba" mucho a Ronaldinho y no hablaba ni una palabra sobre su vida nocturna, sus múltiples compromisos publicitarios y de otras cuestiones que distraían su concentración. Pero una cosa es lo que haga la prensa y otra lo que haga el míster. A fin de cuentas, Rijkaard ha estado en muchos vestuarios llenos de estrellas y parece que una de las enseñanzas que ha extraído es que sólo hay que tapar al delantero rival. Y no le va mal.
lunes, febrero 12, 2007
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1 comentario:
Que no decaiga. Tus fieles seguimos pasando por aquí.
Un abrazo
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