sábado, agosto 04, 2007

El peligro de la actitud

Los manuales de fútbol cuentan que en pretemporada los resultados son lo de menos, que lo importante es desentumecer músculos, buscar sistemas ideales y válidas alternativas y acoplar a los jugadores que se incorporan a la plantilla. Aunque ya es sobradamente conocido que esta ortodoxia no es aplicable a los equipos grandes, a los que no está permitido perder ni en los entrenamientos, no deja de tener una lógica aplastante. Por eso, las derrotas de los equipos españoles que estamos presenciando estos días (del Valencia frente al PSG, del Real Madrid frente al Hannover 96, del Atlético de Madrid ante el Ajax) e incluso de otros equipos grandes extranjeros (del remozadísimo y poderoso Bayern de Munich ante el Colonia, que conoció tiempos mejores pero que actualmente milita en la segunda división alemana) deberían pasar desapercibidas.
Si el Madrid hubiera tenido un segundo pinchazo consecutivo frente al Lokomotiv en Moscú, el efecto hubiera sido obviamente negativo para el club blanco. Pero lo más grave de todo hubiera sido esa actitud mostrada en la primera parte del choque. Al fin y al cabo, la derrota en Alemania fue a todas luces exagerada y el equipo mostró algunos detalles interesantes (así como otros inquietantes, sobre todo atrás). Sin embargo, los aficionados pudieron ver por TV como al terreno de juego del Luzhniky Stadium salía un equipo derrotado de antemano, entregado a la suerte de que el contrario estaba más rodado, tenía mejor condición física y, además, ya se había puesto por delante antes de que se cumplieran cinco minutos de juego. Volvieron algunos fantasmas del pasado: ni una falta, ni atisbo de presión al rival, ni una mínima muestra de agresividad...
Y eso sí que es grave, mucho más que una derrota (y más en pretemporada).
En la segunda parte hubo cambios, sí, e importantes. Pero los que salieron de inicio eran diferentes, empezando obviamente por Guti, que merece capítulo aparte. Dos semanas y media después de haber empezado a trabajar no se le puede pedir a un equipo que raye a gran altura en el plano físico. Pero la actitud es como el valor en el Ejército, se da por supuesta. No se trata de un extra que tenga que llevar nadie como un valor añadido.
Por un momento, en casi toda la primera parte, se perdió ese espíritu de equipo que tanto costó forjar el año pasado (los habituales del blog recuerdan el post en el que se comparaba a Capello con el célebre señor Miyagi de la película Karate Kid, con el "dar cera, pulir cera") y que acabó por darle el título de Liga. Al margen de los cinco goles, se vio presión, actitud, fuerza, agresividad. Se vieron simples detalles como protestas al colegiado, que casi ni se habían visto en el primer tiempo. Y con eso bastó.
El prometido capítulo aparte para Guti. La segunda parte que hizo frente al Lokomotiv no se la he visto hacer a Kaká ni por asomo. El brasileño tampoco ha protagonizado nada parecido a la actuación del madrileño en Liga frente al Sevilla en el Bernabéu. Ni frente al Barcelona en el Camp Nou (por cierto, me dicen que a Kaká ni se le vio en el partido frente al PSV correspondiente al torneo que organiza el Lokomotiv). Lógicamente, el Madrid necesita un refuerzo en ese puesto por dos razones: primero, por las exigencias de una temporada larga; segundo, porque Guti es tan genial como inconstante e irregular. Pero se trata de un refuerzo, no de alguien por el que haya que tirar la casa por la ventana. Y mucho menos Kaká.

1 comentario:

Pepis dijo...

Obradek, totalmente de acuerdo en el tema Guti.

Tiene fallos como todos los futbolistas, pero con él se ve claramente la diferencia entre caer en gracia y ser gracioso. Ningún futbolista de primer nivel aguantaría que se le midiera con el mismo rasero que a él. El mismo Zidane ha tenido temporadas de arrastrarse en el Bernabeu en las que ha sido titular por decreto. Raúl está taponando al entrada de un buen media punta sin justificar con goles ese coste de oportunidad.

Gutiérrez es irregular y poco defensivo porque es un creador de fútbol ofensivo, un jugador de inspiración sobre transpiración, de creación frente a destrucción. Tiene carencias y cosas por pulir a las que se van a agarrar siempre sus detractores, pero es innegable que su fútbol merece más confianza que la que está recibiendo por parte del perdidísimo Schuster.

Sentarle ante el Sevilla hasido un gran paso atrás.