miércoles, diciembre 14, 2005

Deporte y política, un cóctel amargo

Deporte y política, he aquí un binomio antipático y diría incluso que antinatural. Entre ellos se tratan pero, en el fondo, no se tragan y cuando se entremezclan los resultados no suelen ser positivos.
Finalmente, el jugador del Barcelona Oleguer Presas acudió a la llamada del seleccionador, Luis Aragonés, para una jornada de convivencia con el equipo nacional junto con otros 32 compañeros. El defensa se destapó la temporada pasada en una emisora de radio local cuando vino a decir que si le llegaba la hora de acudir a una llamada de la selección española se pensaría si acudir o no, debido a sus profundas convicciones nacionalistas. Todo ello ha coincidido malévolamente con la puesta en marcha de una campaña, denominada "Una nació, una selecció" en favor de la oficialización de las selecciones autonómicas de la que Oleguer es uno de sus protagonistas.
En estos tiempos que corren, en pleno debate social sobre el Estatut, tiene aún menos sentido que el deporte y la política crucen sus caminos porque lo único que se consigue es que los aprovechados de turno saquen partido a la situación y, al final, nadie sale ganando. Ya han llovido suficientes críticas al presidente del Barcelona, Joan Laporta, por mezclar política y deporte a propósito precisamente del Estatut.
No obstante, el jugador tan sólo tiene parte de la culpa. El resto la tiene la legislación vigente (de carácter internacional, no olvidemos) que obliga a los futbolistas a defender la camiseta de su país y los amenaza con sanciones si no lo hacen. Si Oleguer no quiere defender la camiseta de España, creo que está en su derecho de hacerlo. Entre otras cuestiones, porque esta decisión no sólo le reporta beneficios sino, sobre todo, perjuicios: le impide disputar competiciones internacionales como Mundiales y Eurocopas, que tanto lustre, fama y contratos han otorgado, otorgan y seguirán otorgando. Pero Oleguer ya es mayorcito para saber qué le interesa. La prueba es que lo ha demostrado: bien aconsejado, correctamente asesorado, se presentó en Madrid a la convivencia.
En los años 80, cuando aún no existía esta normativa internacional, Ignacio Cortabarría, defensa de la Real Sociedad, renunció a defender la camiseta de España. En el extremo opuesto, José Angel Iríbar, relacionado posteriormente con movimientos abertzales, se enfundó la camiseta de la selección y se convirtió en todo un símbolo. Obviamente eran otros tiempos, había una dictadura que, penosamente, se servía del deporte para hacer propaganda del régimen. Y no se podía elegir. La situación de ahora se parece más a la de Iríbar que a la de Cortabarría. Ahora uno es libre de optar por lo que considere oportuno pero debe atenerse a las consecuencias. Una libertad un tanto sui generis.
No obstante, tampoco conviene olvidar que, en definitiva, esto no es más que un juego. En un reportaje que Real Madrid Televisión realizó sobre Arvydas Sabonis se le preguntó al mítico pívot lituano por sus sensaciones a la hora de jugar con la camiseta de la Unión Soviética. Sabonis decía: "es lo que había, si querías disputar competiciones internacionales tenías que ponerte esa camiseta. Y una vez que te la ponías, ¿qué más daba? Luchabas por hacerlo lo mejor posible, sin fijarte en la camiseta que llevabas". Volviendo al ejemplo de Oleguer, resulta peculiar que entre los personajes del mundo del deporte que apadrinan la campaña "Una nació, una selecció" se encuentren el actual presidente del Joventut de Badalona, Jordi Villacampa, y el ex jugador de balonmano del Barça Enric Masip, cuando ambos han defendido durante muchos años la camiseta española de sus respectivas selecciones, en el caso de Masip en más de 200 partidos. Modelo Sabonis: se ponían la camiseta y a jugar porque esto es un juego.
Don Santiago Bernabéu era enemigo absoluto de mezclar política con deporte. Sin embargo, estuvo a punto de provocar un conflicto diplomático cuando en Tel-Aviv, en pleno descanso de un partido de baloncesto entre el Maccabi y el Real Madrid, condecoró con la medalla del club a Mosés Dayán, el héroe de la Guerra de los Seis Días. El Gobierno de la dictadura tenía una sintonía especial con el mundo árabe y este gesto trascendió a España a la velocidad del rayo. Bernabéu siempre defendió que lo hizo en nombre del Real Madrid pero, quizá sin querer, se saltó sus propias normas: jamás mezclar política y deporte. Y el episodio quedó como un borrón en su carrera.
Este fin de semana se ha armado una buena en Italia porque el futbolista del Lazio Paolo di Canio dedicó a la grada el saludo nazi en el campo del Livorno, cuyos hinchas más radicales se identifican con los grupos de izquierda, al salir del campo por una sustitución. Si Di Canio tiene vocación política debería afiliarse a un partido filofascista y dar la cara como político pero no disfrazado de futbolista porque lo único que hace es avergonzar a muchos de los aficionados al equipo romano que no compartirán sus ideas. Y de paso, a casi todos los que amamos el deporte. Definitivamente, no es buena idea mezclarlos. ¿Se imaginan al Parlamento de corto? ¡Qué horror!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues es mala mezcla, sí.

La llamada de Oleguer me parece que ha sido una toma de contacto de Luis para conocer su opinión y disposición. No creo que lo convoque al mundial porque hay varios defensas mejores que él (salvo lesiones), así que no creo que pase de eso, una toma de contacto.

En cuanto a su libertad de elección. Está claro que la tiene y también que toda elección tiene sus consecuencias. A mí me parece bien que se defina como catalán independentista y opte por no ir a la selección. Es más, me parece un ejercicio de coherencia con sus ideas. Lo que ya no me parece muy coherente es poner la cara en la campaña pro-selección catalana y luego salir luciendo la camiseta española. Y el modelo Sabonis se puede traducir en "la pela es la pela": ir con una selección da mucho caché y aumenta los contratos. Ahora la elección de Oleguer es cuantificar en euros cuánto apego tiene a sus ideas.

Pepis dijo...

Muy de acuerdo con pululante: En el fondo hay de por medio una cuestión de pasta y proyección de un jugador por ir a un mundial.

Si de verdad no quería ir podía haber llegado con Luis a un "pacto de caballeros", como cuando un veterano renuncia a su selección, y evitar temas de normativa, sanciones y demás.

Y si Luis quería saber algo podría haber usado el teléfono en lugar de hacerle el juego. Las llamadas de todos los operadores hasta verano son a mitad de precio. Espero que el ludópata se entere y de aquí al mundial no haga más de bocina de este tipo de "deportistas-no-tan-comprometidos"

Y que no se presente a Oleguer como una víctima. Seguirá favoreciéndose en Cataluña de su toma de partido por la corriente más "populachera", y si finalmente le convocan "de verdad" (y no a unas conviviencias de colegio) se habrá justificado con la polémica para trincar pasta.

Massip y Villacampa no han engordado sus bolsillos con la selección bajo ninguna dictadura, ni con una pistola en el pecho, así que ahora deberían cerrar un poco el pico.

Cuando se ha querido cuestionar al Madrid siempre se le ha tachado de equipo del régimen y otras tonterías con cariz político. Y en realidad los hechos demuestran que política y fútbol se pegan sus revolcones más cochinos en las cama del Barça, más que un club...

OBRADEK dijo...

Creo que cuando Oleguer hizo estas declaraciones en la radio no midió bien el alcance que tendría o quizá pensó que nunca iba a ser llamado por la selección. Pero ya lo dijo aquel: uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
La sanción por no ir a la selección es dura. Creo que esa norma no debería existir porque coarta precisamente esa libertad de elección.
Estoy de acuerdo con Pepis en que estas cosas deberían haberse hablado. No descartemos que la llamada de Oleguer a esta convivencia tenga, precisamente, este sentido. Luis sale diciendo que Oleguer no tiene problemas para jugar con la roja, Oleguer acude y ya está. Si han hablado entre ellos y han llegado a un acuerdo, adelante. Yo sólo pido que eso pueda hacerse público, que no hay ningún problema.
En cuanto a la relación que algunos ven entre el Real Madrid y el régimen franquista sólo diré que fue el régimen el que se benefició del Madrid y no al revés.

Ptintez Orienting dijo...

de todas formas, menudos intelectuales eh? Cortabarria, Iribar... Oleguer tampoco tiene pinta de doctor en ciencias morales y politicas, al igual que Puyol... Y eso que Iribar, al menos, no dijo nada, se afilio a HB y yasta. Mira tio, me quedo con Morientes, un tio majo, simpatico, sano, sin estridencias, buen jugador, sin comportamientos de niñato... ojala todos fueran asi. Lo flipo, pq es un tio al que echo de menos en el Madri y por supuesto, para mi es el 9 de la seleccion. El otro, Villa.

OBRADEK dijo...

Poco futbolistas destacan por ser además unas lumbreras. Igual que al Premio Nobel de Física no se le exige que controle bien un balón a media altura tampoco creo que sea necesario pedirle alardes intelectuales a un futbolista. Incluso diré que aquellos con ciertas inquietudes intelectuales siempre han sido considerados como un poco "raritos". Gracias por tu comentario.

Pepis dijo...

Sobre el "profesor" Oleguer ¿sigue pendiente de su juicio `por abusar de una tía en una discoteca? En el Barça, siempre lo mejor de cada casa.

Ptintez, para mí el tridente es Morientes y Ballesta, con Raúl (o Guti) de media punta.