lunes, enero 23, 2006

Simplemente, Mágico

El reciente Real Madrid-Cádiz me ha traído recuerdos imborrables de la primera vez que presencié un partido de fútbol en directo. Fue un choque como éste disputado el 2 de octubre de 1983 en el Santiago Bernabéu, recién remozado para la cita mundialista que había tenido lugar poco más de un año antes. El resultado final, 6-2. Y tuve entonces la suerte de contemplar a un futbolista único por muchas razones. Aprovechando la circunstancia y a petición de un fiel de Con perdón... vamos a disfrutar con Mágico González.
Aterrizó en España en 1982 para jugar el Mundial con su selección, El Salvador. La clasificación ya fue un milagro (fueron protagonistas muy a su pesar de la mayor goleada de la historia de la Copa del Mundo, 10-1 frente a Hungría) lo que hizo que la afición se fijara en este equipo con simpatía. Algunos ojos se posaron en Jorge Alberto González Barilla, que así se llama en realidad, pero sólo el Cádiz tuvo la valentía de fichar a un futbolista al que apodaban "Mágico". Pronto verían por qué.
Sin ir más lejos, el entonces segundo entrenador de los amarillos David Vidal no tardó en comprobarlo. Relata el técnico gallego que un día, después de un entrenamiento, se puso a hacer controles con un paquete de tabaco, al que dio no menos de 30 toques sin que cayera al suelo. "Lo había visto hacer con naranjas, pero a fin de cuentas una naranja es redonda y un paquete de tabaco, rectangular". (Se cuenta que Puskas hacía lo propio con la pastilla de jabón en el vestuario). Vidal llegó a confesar que, técnicamente, Mágico era comparable a Maradona e incluso superior.
Pero en Cádiz no tardaron en descubrir por qué equipos más potentes habían declinado contar con los servicios de Mágico: era tremendamente irregular y no se cuidaba. Dicen los entendidos que, de haberlo hecho, hubiera marcado una época. También dicen que, entonces, no hubiera sido Mágico.
David Vidal no sólo está relacionado con la historia de Mágico por ser el entrenador que más tiempo le tuvo en sus filas sino también por ser el que más esfuerzos (baldíos) hizo para atarle en corto. El salvadoreño era un apasionado de la noche y Vidal no dudaba en salir a buscarle cuando alguien le decía que le había visto en tal o cual discoteca o lugar de moda. En una ocasión, el teléfono sonó en el domicilio de los Vidal a horas intempestivas: "Míster, Mágico está a la puerta de una discoteca repartiendo dinero". El entrenador gallego se apresuró al lugar indicado y se encontró con el panorama. Se acercó a Mágico y le dijo: "Jorge, por favor, Jorge, ¿no te das cuenta de que no puedes hacer esto? ¿No te das cuenta?" Como si se tratara de un niño, Mágico bajó la cabeza, reparó en su "travesura" y dio por concluida la fiesta.
Al menos, en aquella ocasión, a David Vidal no le costó encontrar a Mágico tras la cabina del disc-jockey, el lugar predilecto para escabullirse cuando el mostacho del míster aparecía por la pista de baile. Y más de una vez, allí se quedó dormido.
Como lo leen. Porque esa era la otra gran pasión de Mágico: dormir. A los primeros entrenamientos matutinos le costó Dios y ayuda llegar a tiempo. Era un dormilón impenitente. "Es que tiene el sueño cambiado por la diferencia horaria", le excusaba Manuel Irigoyen, que en paz descanse, el histórico presidente del Cádiz que hizo posible su fichaje. El caso es que después de diez meses, Mágico seguía con el sueño cambiado y esa historia ya ni Irigoyen la creía. Fue llamado a capítulo por el cuerpo técnico y la directiva y Mágico prometió portarse bien. Una hora después de la reunión desapareció y su paradero fue un misterio durante una semana.
El sueño de Mágico era un plato más del menú del entrenamiento de cada día. Comenzaba con una carrera continua. Al cuarto de hora, si el salvadoreño no aparecía, los más veteranos del equipo, entre ellos Pepe Mejías, se miraban y decían: "vamos a buscar a Mágico, que se ha quedado dormido". Peor fue lo que le ocurrió a Dragan Milosevic, entrenador del equipo cuando Mágico fichó por los amarillos. En el descanso de un partido estaba dando las pertinentes instrucciones: "usted, Amarillo, cubra a Fulanito, que se le ha ido un par de veces, usted Mejías, péguese más a la banda, usted Mágico... ¿Mágico?". Comenzaron a buscar a Mágico que había entrado al vestuario contracturado y necesitado de un masaje y en la camilla se había quedado completamente dormido, hasta el punto de que los ronquidos lo delatarían en cualquier otro lugar que no fuera un estadio de fútbol.
Con vistas a arreglar este desequilibrio, el club puso a su disposición un chófer para que le llevara al lugar de entrenamiento. Como buen mago, el genial salvadoreño puso la situación a su favor con un toque de varita. A partir de entonces, ni tuvo que dar explicaciones, las daba el chófer, que se plantaba en el campo y decía: "el señor González no vendrá hoy a entrenar". A David Vidal, amante de la doble sesión, le solía preguntar cómo iba a ser el entrenamiento vespertino. Si Vidal le decía que iba a ser físico, Mágico le respondía: "yo no vengo". Y lo cumplía.
En 1984, el F.C.Barcelona se lo llevó a una gira por EEUU. En principio, viajaba como nota exótica pero quien más quien menos pensó que los técnicos culés aprovecharían para echarle un ojo. Aparte de protagonizar numerosos retrasos en aeropuertos representó el papel principal de una de las anécdotas más conocidas de su largo historial.
Ocurrió en Los Angeles. Sobre el comienzo de la película hay varias versiones. Unos dicen que hubo una falsa alarma de incendio en el hotel donde se hospedaba el Barça motivada por la broma de un futbolista de un equipo brasileño que también se hospedaba allí. Otros comentan que fue Maradona el autor de la gracia, mientras que también hay quien apunta a un simulacro organizado por los responsables del hotel. Pero en el resto de la trama hay coincidencia absoluta: ante la alarma, todo el mundo se presenta en el hall del centro menos... ¿adivinan quién? Suben a buscar a Mágico que, por supuesto, está en la cama, pero no durmiendo, como suponía la mayoría, sino en compañía de una californiana que debió quedarse de piedra. Y mientras, Mágico sólo acertó a decir: "yo no he sido".
Salir de Cádiz fue fatal. Recaló en un Valladolid bien asentado en Primera, donde no le consentían ni la mitad de lo que le aguantaban en su casa. De hecho, esas dos temporadas jugó poco. De esa época destaca la anécdota de que el cuerpo técnico le echó la bronca tras descubrirse que llevaba un mes cenando todos los días una pizza que pedía desde su casa. Alimentación equilibrada. Sus últimos años en Cádiz no fueron fáciles. Los peores augurios de David Vidal se cumplieron: "un futbolista no es sólo técnica". Las deficiencias físicas se pueden tapar cuando aún se es joven pero el paso del tiempo condena a los que no se cuidan. Fueron años de un Mágico relegado al banquillo, criticado por la prensa. Incluso, bajo el dedo acusador de la aprovechada de turno que le acusó de violación (jamás hubo el más mínimo indicio al respecto).
Reconozco que casi no recuerdo nada de ese primer partido en directo. Ha pasado demasiado tiempo. Pero tuve la suerte de verle y siempre fue especial. Por su clase, por sus rarezas, por su autenticidad, por su genialidad y generosidad, que le llevó a derrochar y malgastar hasta lo más preciado que tenía: su fútbol. Por ser él mismo, simplemente Mágico.

7 comentarios:

Ptintez Orienting dijo...

Era un tio absolutamente desastroso. Hace poco le dieron un homenaje en Cadiz y la ciudad se vino abajo. El tio conocio al hijo que tiene, que juega en no que se equipo y le pidio que fuera a verle jugar al dia siguiente. Magico le dijo que iria delante de las camaras de tv, aunque evidentemente no aparecio, segun reconocio dos dias despues, con resignacion, el hijo. Eso si, Magico le dijo bien claro "no aprendas nada de mi". Por lo demas, en la memoria quedan algunos golazos marcados en un Cadiz que siempre ha dado jugadores muy buenos, como ese Pepe Mejias que era el Schuster español.
Ah y magico tenia el horario cambiado no por la diferencia de horas, sino pq dormia de dia y vivia de noche.

OBRADEK dijo...

Evidentemente, Máfgico era ejemplo de pocas cosas. Ya se dice en el post, fallaba en lo esencial de un deportista: su propio cuidado. Sin embargo, llegó a un Cádiz y a una Cádiz que estaban hechos el uno para los otros. A Mágico jamás habrá que verle como un ejemplo sino como uno de esos futbolistas que aparece de vez en cuando, que encandila a una afición que no le olvida a pesar a la distancia temporal y física. Por lo demás, si el mismo dijo a su hijo que no aprendiera nada de él, por algo sería. Eso también da una pista. El fútbol que llevaba Mágico no se podía aprender: venía de nacimiento. Gracias por tu comentario.

Pepis dijo...

Gracias por el post sobre Mágico, uno de los mitos más entrañables de la liga.

El típico tío desastre pero con talento y encanto, un personaje.

Gracias por otro rato fantástico :)

OBRADEK dijo...

Gracias a vosotros por dar vida al blog, sugerir posts y mantener vivo el debate. Ojalá haya siempre genios como Mágico para poder hablar de ellos.

Pepis dijo...

Por cierto, tengo para ti una copia del llamado "mejor partido de la historia", de 1960.

¿Lo adivinas?

OBRADEK dijo...

Ha sido considerado, en efecto, como uno de los mejores partidos de la historia del fútbol, aunque con tantos que se han jugado... Desde luego, lo que sí fue ese Real Madrid-Eintracht de Francfort, final de la V Copa de Europa en el Hampden Park de Glasgow, es la mejor final del máximo torneo continental que se recuerda. Ya que estamos te diré que este partido "compite" como el mejor de la historia con otros candidatos entre los que se suelen incluir los siguientes: un Polonia-Brasil, creo que del Mundial de Chile (6-5), la final del Mundial de México 70 (Brasil-4; Italia-1), el Italia-Brasil del Mundial de España (3-2) y quizá el mítico 3-6 de Hungría a Inglaterra en Wembley.
En cuanto a la copia, te lo agradezco infinitamente. Ya quedaremos para la entrega. ¡¡Cómo me cuidais!!

Pepis dijo...

no te mereces menos :)